La tarde siguiente la abuela Abba y Georgia se dirigieron al restaurante del hotel, que consistía en un kiosco muy bien ubicado, con mesas al aire libre, un bar a un costado, y música en vivo, realmente aquel era el sitio perfecto para terminar de completar lo bien que la pasaron aquel día. -¿En qué tanto piensas mi niña? – preguntó la abuela, quien vio a la mujer, perdida en el horizonte y aparentemente, en sus pensamientos. -Solo estoy pensando en Doménico, estoy muy agradecida con él por haber hecho esto posible – ella sonrío, agarrando la mano de la abuela. -Ciertamente es un hombre que debe quererte mucho como para tener un gesto de este tamaño – la mujer lanzó el anzuelo únicamente para que Georgia lo atrapara y entonces le diera más información al respecto - ¿él es un buen amig

