-Alessandro…- Georgia suspiró al estar cerca de él. Alessandro la miró de reojo y entonces se puso en pie – ¿Te encuentras mejor? – cuestionó con genuina sinceridad. El hombre se sintió un poco triste al verla, ella estaba pálida, tenía ojeras pronunciadas y a sus labios les faltaba aquel característico color rojo que a él tanto le gustaba. Estaba claro que Georgia no la estaba pasando bien, y lo único que él lamentaba era que ella fuera tan orgullosa como para no permitirse recibir ayuda de él. -Si, me siento mucho mejor, el medico ha dicho que no se trata de nada grave, ha sido solo un desmayo – respondió, restándole importancia al asunto. -Eso no fue lo que yo escuche – él chasqueó la lengua – no te has estado alimentando bien y has estado sometida a mucho estrés – suspiró – deb

