Capitulo 6.

3484 Palabras
♦️Deshazte de esa puta cara♦️ — Quella merce non può es seré, ¿Persa Sai quanti milioni ci sono?, ¿Hai almeno un'idea?, (Esa mercancía no puede perderse, ¿Sabes cuantos millones son?, ¿Al menos tienes una idea?. Giovanni miró al hombre que estaba delante de él, y trató de no enojarse tanto. —¿Tengo cara de estúpido?, ¿Crees que no se cuanto valía esa mercancía?, ¡Por supuesto que se cuantos millones valía! — Gritó Giovanni muy molesto, —No vine aquí a que me des de malditas palmadas en la espalda, si en una semana no encontramos el contenedor, tendremos muchos problemas con la gente de Tarkovski. Vittorio Fellini era uno de los socios de Giovanni, la familia Fellini siempre fue amiga de la familia Berlusconi, así que su sociedad empezó desde sus padres al igual que su amistad. —Mandaré a mi gente al puerto de Petersburgo—dijo Vittorio un poco más relajado, también tenía un temperamento explosivo, pero no se atrevía a competir con el Duque. —Muy bien— Dijo Giovanni y se recargó en su silla de escritorio. —Te ves muy estresado, ¿Quieres que te mande a alguien? — preguntó Vittorio al ver el semblante de su amigo. —No, es solo que no he dormido bien. —Te conozco, siempre tienes un humor del carajo, pero tienes cara de que no has cogido en días, lo sé, por que cada que tenías ese semblante íbamos a donde Mónica— dijo Vittorio con una sonrisa. —Bianca se ha vuelto un poco floja…. En la cama, pero creo que es mi culpa, ya sabes lo que dicen. —Un hombre no puede tener la culpa de que una mujer no se motive, pero dime, ¿Se ha vuelto floja?, ¿O simplemente te ha aburrido?, ¿Qué hay de la chica que me contaste?. —¿Qué con ella? — Preguntó Giovanni y miró a su amigo. —Vamos Duque, no te hagas el estúpido, eres hombre, ella mujer— dijo Vittorio y movió sus manos. —Es una escuincla—dijo Giovanni convencido de que ella no le atraía ni un poco. —¿Y que, es virgen?. —No lo creo, pero no me atrae físicamente. —¿Alguna vez has probado un culo tan joven?, tienen un sabor diferente, es… es más agradable. —¿Mas que el de tu esposa?. Vittorio miró con mala cara a Giovanni quien sonreía, —No me jodas…pero mi esposa es mi esposa, ella es la reina de mi infierno, con ella el sexo es…. Algo indispensable, pero tener sexo con alguien más es… solo por gusto. —No entiendo tus malditas referencias. —¡Solo coge maldita sea! , y deshazte de esa puta cara— dijo Vittorio muy molesto y se puso de pie, salió de la oficina de Giovanni y fue a ocuparse de otros asuntos. Giovanni se frotó la cara con las manos y respiró hondo, ¿Otra mujer?, tampoco era como si nunca hubiera engañado a Bianca, de vez en cuando se permitía un antojo, pensaba en la pregunta de Vittorio, ¿en sí Bianca se había vuelto floja, o si simplemente se había aburrido de ella?, ahora que lo pensaba, Bianca nunca fue una mujer excepcional en la cama, siempre las mismas poses, los mismos gemidos, hacerla terminar y luego el oral que le hacía para que él se viniera, siempre el mismo final. Suspiró aburrido de su existencia y llamó a Chuck. —Si señor. —Llama a Mónica y dile que mande a alguien —ordenó Giovanni. Chuck asintió y salió de la oficina. ………………. Dos horas después llegó una mujer a la oficina de Giovanni, era ridículamente atractiva, era alta de piel morena, de cabello lacio y sujeto en una coleta. Usaba un vestido n***o sin mangas y muy corto, se veía muy bien, Giovanni le hizo señas para que se acercara y la mujer sonrió felizmente, por lo regular siempre le tocaba atender a hombres mayores y gordos, un poco desagradables, pero el hombre que ahora tenía delante de ella, ¡Dios!, estaba como quería. La mujer se sentó en el regazo de Giovanni y olió al hombre sólo para confirmar que era un tipo limpio, iba darle un beso en los labios pero él la detuvo, —Dame una mamada—ordenó el hombre sin rodeos. La mujer sonrió y asintió, se puso de rodillas ante él y acarició su m*****o por encima de su pantalón, podía sentir la enorme virilidad del hombre, hoy sería un excelente día de trabajo, miró a Giovanni y desabrochó su cinturón, le bajó la bragueta y buscó entre sus pantalones, sintió que el aire se le iba al ver la v*rga de aquel hombre. En su trabajo había visto todo tipo de pit*s, pequeños, grandes, gordos, flacos, torcidos, e incluso sin forma, pero el de Giovanni, era grande y grueso, lo tomó con una mano y por primera vez sintió miedo de meterlo todo en su boca, no quería morir ahogada, lo tomó con ambas manos y empezó a acariciarlo de arriba abajo, Giovanni la miró y la sujetó del cabello, la chica lamio su glande y poco a poco empezó a introducir el pen* en su boca, Giovanni sentía la excitación en su cuerpo, se sentía tan bien. Él creía que el sexo oral era mucho mejor que el sexo vaginal, pues simplemente se dedicaba a disfrutar del momento, y mirar a esa mujer con su v*rga metida en la boca era toda una locura, sus movimientos eran seductores y su lengua hacía que se sintiera una sensación de satisfacción, la sujetó con fuerza y prácticamente la obligó a sambutirse todo su m*****o, los ojos de la mujer se pusieron llorosos, hacia sonidos raros pero excitantes, la mujer lo empujaba para que la dejara respirar, pero Giovanni la volvía a ahogar con su cuerpo, se molestó mucho cuando la mujer se alejó de él con fuerza y la sujetó del cabello para ponerla de pie. —Ya pagué por ti maldita zorra, así que has lo que yo quiera— ordenó Giovanni dejando salir su mal genio, la chica gritó al sentir dolor cuando fue jalada del cabello. Giovanni la empujó contra el escritorio y la puso de espaldas, su cara golpeó el teclado de su computadora y la ropa interior que traía puesta le fue arrancada dejándole un ardor en la piel, sacó un preservativo de uno de sus cajones y con una sola mano lo abrió y se lo colocó. Introdujo su p*ne dentro de ella causándole mucho dolor, ella no estaba lista y tampoco estaba dispuesta, pero eso no le importó, entró y salió de ella con tanta fuerza que la hacía gritar del dolor que le estaba causando. —Por favor para— suplicaba la mujer mientras dejaba salir algunas lágrimas, pero Giovanni no le hizo caso, la mujer trató de levantarse y de salir huyendo pero él no iba a dejarla ir, golpeó su cara y dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre ella, —Cierra la puta boca—gruñó mientras salía de su v*gina, quería algo más, así que se posicionó en la entrada de su ano y empezó a presionar. —¡No, no, por favor así no!—suplicó la mujer y manoteo hacia atrás tratando de detenerlo. Giovanni la presionó de la nuca con ambas manos y de un solo golpe entró en su interior, haciendo que la mujer diera un grito ahogado de dolor, sentía que la partían a la mitad, el dolor era tan fuerte que su cuerpo empezó a temblar, sentía que no podía respirar bien por la presión que Giovanni estaba ejerciendo en la parte trasera de su cuello, y todo lo que le quedó fue soportar a ese cruel hombre. Esa misma noche… Vanesa bostezaba mientras miraba la televisión, ya era un poco tarde, era raro que el señor ogro aún no hubiese llegado, pero después de todo ya era un hombre adulto. La programación italiana no era tan entretenida ante los ojos de Vanesa, pues ella no entendía ni un poco el idioma y todo lo que podía ver y que si entendía eran las noticias, de CNN, Apagó el televisor y fue a su habitación, tomó una ducha con agua caliente y después de lavarse los dientes y cepillarse el cabello, estaba lista para irse a dormir, escuchó que un auto llegó y supuso que era Giovanni, “Te amo”, recordó las palabras del moribundo hombre y sonrió, escuchar a Giovanni decir aquello era algo súper extraño, pronto tendría su período, y sus hormonas estaban como locas, pensar en el cuerpo musculoso de ese hombre la excitaba, tenía que buscar a Santino, salió de su habitación y se topó con Giovanni pero lucia extraño. Parecía estar ebrio, miró a Vanesa con la misma cara de pocos amigos que siempre y apretó los ojos. —Ayúdame—ordenó. Vanesa dudó un poco pero al final fue hasta él y dejó que el tambaleante hombre pusiera su brazo derecho alrededor de sus hombros, Giovanni dejó caer su peso sobre ella y eso la hizo tambalearse, el tipo era alto y puro musculo, por supuesto que pesaba. La pobre llegó con las piernas temblorosas hasta la cama de Giovanni y lo dejó caer sobre ella. —¿Condujiste en este estado? —preguntó Vanesa mientras quitaba su pesado brazo de encima de ella. —No. —Bien, ya me voy, Buenas noches—dijo Vanesa y estaba por incorporarse pero Giovanni la jaló y la montó sobre él. —No eres nada especial, solo mírate, no me gustas Ella hizo una mueca y alejó las manos de Giovanni de su cintura, —Pues tu tampoco me gustas, eres un engreído, y de seguro tienes el p**o chiquito por eso Bianca te eng…. —. No terminó la oración, había prometido no decir nada. —¿Cómo te atreves a insultarme? — preguntó el ebrio y molesto hombre, le estaba levantando falsos y no le gustaba, sujetó a la chica de las muñecas y la arrojó a la cama quedando sobre ella, ella empezó a retorcerse y eso solo hizo que él empujara más su cuerpo hacia el de ella. Vanesa sintió la enorme erección entre sus piernas y sintió el calor inundar sus mejillas, no lo pensó mucho y su mano voló hacia el rostro de Giovanni haciendo un fuerte sonido, el tiempo pareció detenerse tras esa bofetada que le había dado. Respiró con fuerza y Giovanni la miró con ganas de matarla, sus ojos sólo irradiaban ira, nunca en toda su vida una mujer se atrevió a golpearlo, y esa mocosa ni siquiera lo pensó. —Te perdono ya déjame ir — dijo ella con el corazón latiendole fuerte. La bofetada hizo que el nivel de alcoholismo en Giovanni bajara, y todo lo que quería era darle una lección a esa mujer. Se quitó el cinturón, y se bajó la bragueta, Vanesa lo miró con los ojos muy abiertos y se imaginó lo que él tipo quería hacerle, en lugar de sentir miedo y ganas de huir, sentía deseo y ganas de ver que era lo que tenía para mostrarle. Se quedó quieta y Giovanni la miró directo a los ojos. —Te voy a enseñar que tan pequeña la tengo. Ella se mordió el labio inferior y miró el monstruo que Giovanni sacó de sus pantalones, sintió calor en todo el cuerpo, y cuando él la tocó en sus partes íntimas sintió mucho placer, Giovanni sonrió al verla, era obvio que la chica estaba muy necesitada, le quitó la bata para dormir que estaba usando, y admiró el cuerpo que la chica tenía, tenía una piel firme y blanca, también tenía un piercing en el ombligo que le daba cierta sensualidad, acarició su vientre con una mano y le quitó la ropa interior. Vanesa miró que Giovanni se preparaba para penetrarla, pero sabía que si lo dejaba hacerlo a su modo, mañana no iba a poder caminar, así que lo detuvo y sujetó su p*ne entre sus manos, abrió las piernas tanto como pudo y empezó a estimularse ella misma usándolo a él, tenía que estar bien lubricada y lista para recibirlo. Él solo la veía con atención, y al final la dejó hacer lo que quisiera, Vanesa se incorporó y lo empujó para que se recostara en la cama, Giovanni estaba demasiado excitado como para oponerse, así que la dejó, la dejó tomar el control. Ella escupió en su mano y la talló en el m*****o de Giovanni, empezó a masturbarlo y empezó a lamer su glande como si fuese una deliciosa paleta de dulce, Giovanni estaba complacido, tenía que admitir que la mujer sabía lo que hacía, se detuvo y se posicionó sobre él, sobre su firme y musculoso cuerpo, sentía la enorme erección entre sus piernas, bajó la vista y miró que su pene estaba tan rígido, casi tocaba su ombligo y ver eso la calentó aún mas, Su vista se posó en los ojos de aquel hombre y por primera vez este no la veía con desagrado, la veía con deseo y eso le gustó mucho, agarró el p*ne de Giovanni y lo posicionó en la entrada de su v*gina, cerró los ojos cuando este entró un poco y los abrió para ver la cara del hombre. “¡Por todos los cielos! “, era lo más grande que ella había tenido en su interior, y el placer que le causaba era tremendo, no había comparación, tenía que tenerlo todo, ella lo quería todo en su interior, así que no se detuvo aunque fue un poco doloroso, Por otro lado Giovanni estaba complacido, Bianca no había soportado tenerlo todo en su interior, por lo que tenía que ser cuidadoso con ella, y eso a veces no lo dejaba disfrutar, pero con Vanesa era distinto, Vanesa empezó a moverse para que su cuerpo se adaptara a la sensación, y el dolor se convirtió en placer, empezó a brincar sobre él una y otra vez sin detenerse, sentía como su ritmo cardíaco aumentaba, todos sus sentidos estaban alerta, se mordió el labio inferior y dejó salir un gemido, se detuvo un poco y empezó a mover las caderas de un lado a otro, —Oh sí— dijo Giovanni al verla moverse de una manera tan sexi, —Non fermarti, sei bellissima, (No pares, te vez bellísima). No sabía como, pero escucharlo hablar en italiano la volvía loca, era tan excitante, se movió de enfrente hacia atrás y se sujetó de su tonificado abdomen, podía sentir los músculos de Giovanni entres sus manos, lo miró a los ojos y todo lo que había en ellos era fuego. —Vamos al balcón— propuso ella y se detuvo, sentía que su cuerpo se quemaba por dentro y necesitaba un poco de aire, así que se incorporó y tomó a Giovanni de la mano, el solo la siguió, pensó que tal vez ella tenía alguna especie de fantasía, Vanesa salió afuera y un viento refrescante la golpeó en todo el cuerpo, se sujetó del barandal y miró de reojo a Giovanni, él la seguía de cerca, admirando su silueta tan femenina, se posicionó detrás de ella y besó su cuello haciendo que un escalofrío la recorriera, acarició sus caderas y luego sus manos fueron directo a sus senos. La chica podía sentir la erección del hombre en su espalda y sentía una enorme necesidad de tenerlo dentro de ella, se inclinó un poco y Giovanni acarició su espalda, la miró detenidamente y sujetó su m*****o para introducirlo en ella. Vanesa gimió cuando de nuevo lo tuvo en su interior, se sujetó con fuerza del barandal y Giovanni la sostuvo con una mano posicionándola alrededor de su vientre, y con la otra acariciando su espalda. La luz de la luna los iluminaba, mientras que los sonidos nocturnos se mezclaban con los gemidos de Vanesa y sus respiraciones agitadas, Giovanni tenía la mejor vista, podía ver como el trasero de Vanesa lo golpeaba debido a sus penetraciones, y la vista de su espalda era fenomenal, además el sonido de los golpes entre los cuerpos era música para él, sujetó su cabellera y la penetró con más rudeza y velocidad. Ella casi gritaba por el placer que sentía, de nuevo tenía escalofríos y su cuerpo ardía como nunca, podía sentir que el clímax se aproximaba con cada golpe. —Por favor no pares—suplicó la mujer casi sintiéndose dolida de solo imaginar que él no la hiciera llegar. Sintió una explosión en todo su cuerpo y se dejó caer sobre el barandal. Giovanni sonrió victorioso, su semen la inundó por completo haciéndolo rugir del placer que eso le causó, las piernas de Vanesa empezaron a temblar por el orgasmo que la inundaba y casi podía asegurar que estaba en el paraíso. Giovanni dejó que todo su semen saliera y solo entonces pudo respirar, tratando de recuperar el aliento, sin duda había sido un muy buen encuentro s****l, miró que la chica aún estaba en otro lugar y la tomó en brazos para llevarla a la cama, a Vanesa le tomó unos minutos recomponerse y cuando por fin lo hizo sonrió llena de felicidad. Mientras que ella disfrutaba de lo ocurrido, Giovanni se fue al baño a limpiarse, y también le trajo un pedazo de papel a la chica para que se limpiara, ella aún no podía creer que ese hombre la hubiera echo terminar, de todos en el mundo, tuvo que ser él. Vanesa lo miró recostarse en la cama y dudó un poco, pero al final se puso de pie y se acomodó la bata. —¿A dónde vas? — preguntó Giovanni sin abrir los ojos. —A mí habitación. —Está bien —dijo él y trató de descansar. Ella salió a toda prisa y dio pequeños brincos, corrió a su habitación y se tiró en la cama, ¿Qué había pasado?, pues fuera lo que fuera, había sido genial. ………………… A la mañana siguiente Vanesa se duchó y bajó por el desayuno, después de anoche, no era como si ya fueran una pareja y Vanesa lo sabía perfectamente, sabía que sólo había sido sexo. Giovanni estaba desayunando y al ver a Vanesa no pudo evitar sentirse un poco avergonzado y ansioso, no quería que esa niña se imaginara cosas que no eran, así que sentía un poco de incomodidad. —Buenos días— dijo la animada chica con normalidad, tal y como todos los días. —Buenos días, Vanesa… tenemos que hablar— dijo Giovanni y la miró fijamente. Ella asintió y se quedó ahí de pie, —Lo de anoche…. Olvídalo, no volverá a pasar, ¿Entiendes?. Vanesa sonrió y asintió, esperaba que él le dijera eso, ¿Pero olvidarlo?, ¿Cómo podría hacer tal cosa?. —No se preocupe, no fue la gran cosa de todos modos— dijo tratando de no reírse de la cara que el jefe puso. —¿Quieres hacerme enojar?. Vanesa negó con la cabeza y tomó una uva de un plato lleno de fruta, se la llevó a la boca y la chupó. —Necesito dinero—dijo ella mientras saboreaba la dulce fruta. —¿Y?. —Pues verá… —empezó ella y se acercó un poco más a él, —Anoche yo no usé protección, y si mal no recuerdo usted tampoco, no queremos accidentes, ¿Verdad? — susurró. Giovanni resopló y miró hacia otro lado. —Pero ya que tocamos el tema, quería preguntarle si, ¿puedo buscar un trabajo… —Olvídalo, la mujer que se convertirá en mi esposa dentro de tres horas, no va a trabajar en… dios sabe donde, tengo una imagen que cuidar, así que olvídalo. Vanesa hizo un puchero y suspiró. —¿Entonces?. Él sacó su cartera y sacó una tarjeta de crédito, se la extendió a Vanesa y esta lo miró. —¿Qué se supone que haré con eso?. Giovanni puso mala cara y respiró hondo, —¿No conoces las tarjetas de crédito?. —Si las conozco, me refiero a que mi deuda contigo ya es lo suficientemente grande, no quiero incrementarla más. —No te incrementare nada, úsala como quieras, solo no compres autos de lujo, míralo como un pago por tus servicios de anoche. Vanesa esta vez si se ofendió, —Ya te dije que no fue la gran cosa. Giovanni se sintió muy molesto y miró a Vanesa con ganas de estrangularla, —¿Quieres que te lo haga de nuevo?, apuesto a qué vas a gritar de placer. Vanesa iba a responder pero le ganaron. —¿Qué le hagas que? — preguntó Bianca mientras llegaba.
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