(Narra Carter Travers)
Estaba cerrada y a pesar de sentir que hacía algo realmente incorrecto la presioné con fuerza para poder entrar, lo que hice fue romper la puerta, la sostuve con firmeza para no dejarla caer de golpe y por algún milagro, esta puerta no activo ninguna alarma. Ya tenía experiencia rompiendo las puertas, esto era pan comido. Dejé la puerta recargada sobre la pared y miré a ambos lados del amplio pasillo en donde me encontraba, las luces estaban todas apagadas, aun así mi olfato era más que suficiente para guiarme hasta la oficina del rector, recordaba su aroma, uno fuerte, el de una colonia que seguramente costaba lo que toda mi matrícula escolar de un semestre. Llegué hasta el fondo de un pasillo en el 5 piso, en la entrada había un escritorio y sillones, esa debía se
