Frunzo mi ceño y hago un puchero inconsciente zangoloteando al pequeño cuerpo junto Eder. — ¡venga Edel! No seas perezoso — me quejo a lo que mi nana ríe. Estamos los cuatro en el cuarto de los gemelos. Solo Eder se a levantando tiene hambre y Edel quiere le traigamos la comida a la cama porque esta "cansado". — ¡Nena! — se queja con un puchero que hace ver tierno. — awww... — ¡No Dav! ¡no caigas! — se queja Eder interrumpiendo mi momento de ternura, pone sus manitas en mis ojos — sino lo vez no caes en su hechizo — declara Eder haciéndome sonreír con ternura. — ya, ya, hay que bajar a cenar ¿no quieren ver a papá? — inquiero. — ¿papá? — interroga Edel — ¡pol ahí se empieza! — se queja levantándose — ¡nana! — la llama haciendo se acerque nuestra nana y sonríe con ternura a los tres.