Suspiro haciendo muecas de molestia, Aitana curo mi herida y ya hemos aterrizado. — llamare al doctor — informa la susodicha, asiento con la cabeza tomando su muñeca antes de retirarse. — ¿dónde estabas cuando la perra desgraciada de Lucrecia y Miriam se fueron de boca suelta? — inquiero con veneno puro. Ella no tiembla ante mi pregunta, solo queda firme ante mí, me fijo en cada movimiento analizando su mirada. — me encontraba en las habitaciones señorita, los demás pueden afirmarlo. — ¿porque? Y ¿haciendo que exactamente? — durmiendo uno de los hombres de los hermanos Lombardo — asiento con la cabeza soltando la. Luego confirmaría su versión. Tomó el maletín saliendo del Jet con ayuda de Arturo quien se hizo cargo del aterrizaje con otro de nuestros hombres, Connor se encarga de d