No me dice más así que salgo buscando a mi compatible con la mirada, mis ojos cruzan con los de Grax haciendo que mi corazón se detenga, mis ojos se cristalizan de la emoción, ahogo un grito por respeto corriendo hacia él que no duda en cargarme y darme vueltas. — ¡Grax! — mi cuerpo duele pero es insignificante por este momento que vale la pena — hermanita. — Piojito — me dice con burla tratando de no mostrar su frágil momento de emoción pero no tarde en reír — te extrañado mi pequeña hermana. — Yo también ¿Que haces acá? — pregunto sin dejar de abrazarlo, el se acerca un poco más. — Asegurándome de que estés bien — susurra muy bajito — igual que toda la familia. Alguien se aclara la garganta y me veo obligada a soltarlo, me giro observando a papá, el aire se atora en mi garganta. —