Kayda Dabria
Su mano se acomoda en mi cintura apretandome contra el, evito temblar, mi cuerpo hormiguea de forma imprudente, el sonríe de lado inclinandose sobre mi hasta tener nuestros rostros a menos de tres centímetros de cerca.
— No creo nada — aclaro apretando mis labios en una fina línea — y tampoco quiero creer, solo alejese de mi — mi voz pierde fuerza ante la petición.
Aunque mi vida es un juego, no me habi sentido segura en mucho tiempo cerca de alguien, se cómo están las cosas, se que he estado en peligro de morir y tengo una idea de por culpa de quienes pero no había creído sentirme segura bajo el cuidado de un guardaespaldas hasta que llegó Andreus Mavros, incluso cuando tenía su mano en mi cuello, pensé de todo menos sentirme en peligro.
Cuando siento su respiración y ali
