Capítulo 3 Intrigas (2)

2350 Palabras
Todo el trayecto hasta el restaurante se la pasa  preguntándome por mí  día, me relajo un poco y le cuento que he tenido mucho trabajo, Laura nos mira de reojo y de vez en cuando dice algo bueno sobre mí en la oficina, Alex la escucha con atención, llegamos al restaurante, la fachada es muy elegante, son unas escaleras de piedra, con flores al lado, el valet parking saluda a Alex, al parecer va mucho a ese restaurante. Una vez dentro el capitán de meseros también lo saluda — Buenas tardes Sr. Cantú, ¿la misma mesa? – dice con amabilidad — Si por favor – contesta Alex y me da el paso para seguir al capitán, el restaurante es aún más lujoso por dentro, mesas con manteles blancos  y adornos en el centro, las personas que están sentadas son muy refinadas, todo está muy limpio, por fin llegamos a la mesa,  Alex  jala la silla para que yo me siente, el capitán hace lo mismo para Laura, una vez sentados, Alex  le pide al mesero la carta, este se va por ella, y en un segundo regresa para darnos una a cada uno. — ¿Y qué les gustaría comer?, les recomiendo el salmón – dice Alex mirándome. — Si, eso, salmón, – dice Laura con las mejillas rosadas, parece que Alex provoca el mismo efecto en ella. — ¿Y tu Angeles, que se te antoja?, todo está muy rico – dice y me regalara una sonrisa traviesa. — Igual, salmón por favor – digo y mis mejillas están igual o más rosadas que las de Laura. — Muy bien entonces son tres salmones y vino blanco por favor – le dice Alex al camarero. — No, vino no, yo no tomo – digo con toda la vergüenza del mundo, y Laura hace un gesto de reprimenda. — No te preocupes Angeles, el vino es muy suave, te va a gustar – dice Alex y yo le sonrió. Terminamos nuestra comida, en realidad todo estaba muy rico y el vino, si, si me gustó, nos la pasamos platicando, nunca me canso de platicar con él, nos contó sobre su trabajo, le encanta trabajar en la empresa de su familia, desde niño ha sido su sueño ser presidente de la empresa, está ansioso por tomar posesión de la  presidencia, pero no será dentro de unas semanas más, es muy inteligente, no solo es una cara bonita, es astuto, perspicaz, ingenioso, culto y sobre bueno y noble. Una vez que terminamos, Alex pide la cuenta, demonios, la cuenta, no me había puesto a pensar en eso, ¿cuánto costara un salmón y una copa de vino?, espero que no mucho, él me mira desconcertado, tratando de descifrar lo que estoy pensando, el mesero trae la cuenta y Laura y yo nos volteamos a ver, ella me hace un gesto para que le pregunte a Alex de cuanto nos va a tocar y yo me muero de vergüenza. — Alex ¿cuánto es?– digo y el color se me viene a la cara de la vergüenza, él quita los ojos de la cuenta y me mira sereno. — No se preocupen,  yo las invite – dice y tengo aún más vergüenza — No, como crees, nosotras pagamos lo nuestro – digo con exaltación, pero Alex me lanza una mirada fulminante, no quiero que se enoje pero no quiero que piense que somos unas gorronas. — De verdad Alex, nos sentiríamos mejor si –  no término de decir mí  frase cuando me interrumpe. — Yo las invite, yo pago, fin de la discusión – dice serio y después se le dibuja una media sonrisa en los labios – este hombre es bipolar, mí  hermoso bipolar, me callo, sé que esta batalla no la ganare. Estamos de regreso en la oficina, se baja del elevador en el quinto piso con nosotras. — Gracias por la comida, estuvo todo muy rico – dice Laura, él está parado frente a mí, solo nos separa mí  escritorio. — Y a ti Angeles ¿te gustó? – pregunta con una sonrisa juguetona en sus labios. — Si claro, gracias, estuvo todo muy rico – digo toda apenada,  él se pasa la mano por la boca como tratando de ocultar una gran sonrisa. — Bueno señoritas, fue un placer comer con ustedes – dice y se dirige al elevador, las puertas se abren, se gira y me mira, tiene ese brillo en sus ojos, no puedo dejar de mirarlo, entra al elevador y se pierde cuando las puertas se cierran. Laura me mira con los ojos grandes, y yo siento que me voy a desmayar, pero me recompongo no quiero que Laura lo note pero es demasiado tarde. Termina el día, Laura ha estado hablando de la comida con Alex, no me ha dejado concentrarme, pero para ser sincera de todas formas no me hubiera concentrado para nada. Llego a mí  casa, ceno con mi  familia, estoy radiante, feliz y sonrió todo el tiempo, mi  familia está empezando a notarlo, así que les doy las buenas noches antes de que me acribillen con preguntas que en estos momentos no puedo contestar. Estoy en mi  cama dando vueltas, no puedo dejar de pensar en él, ¿Por qué?, ¿por qué  causa ese efecto en mí?, ¿porque me busca?, ¿le gustare como dice Laura?, mí  subconsciente me mira con sarcasmo y de inmediato desecho la idea, me duermo soñando en esos ojos verdes, mi  sueño favorito.  A la mañana siguiente estoy en la oficina, terminado la pila de trabajo que el ingeniero Raúl me dio el día anterior, al parecer Laura también tiene mucho trabajo, porque está muy concentrada, de pronto recibo un correo electrónico. De: Alex Cantú. Asunto: Comida de ayer Fecha: 10 de marzo del 2009, 12:20 Para: Angeles Bracamontes Angeles espero que te la hayas pasado bien ayer, yo me la pase muy bien, me gustaría que fuéramos a tomar un café, para seguir platicando ¿qué dices? Alex Cantú. Gerente General de Empresas Cantú S.A de C.V Dios mío, quiere que salgamos juntos, solos,   mi  cuerpo entero se estremece, ¿qué le contesto? De: Angeles Bracamontes. Asunto: Comida de ayer Fecha: 10 de marzo del 2009, 12:25 Para: Alex Cantú Alex, me gustaría mucho tomar un café contigo, y gracias por la comida de ayer, me la pase muy bien. Angeles Bracamontes. Asistente de sistemas de  Empresas Cantú S.A de C.V Estoy sonriendo como tonta, Laura me mira raro, ella no sabe que Alex Cantú Durán, el soltero más cotizado de la ciudad, me está invitando a salir. Llega otro correo de él, estoy ansiosa y lo abro para leerlo   De: Alex Cantú. Asunto: Perfecto Fecha: 10 de marzo del 2009, 12:28 Para: Angeles Bracamontes Me parece perfecto, ¿qué te parece hoy saliendo del trabajo?, paso por ti a tu oficina. Alex Cantú. Gerente General de Empresas Cantú S.A de C.V Tengo una gran sonrisa pintad en mi rostro, escribo sintiendo como mi cuerpo tiembla de emoción. De: Angeles Bracamontes Asunto: Perfecto Fecha: 10 de marzo del 2009, 12:30 Para: Alex Cantú Está bien, te veo en la noche. Angeles Bracamontes. Asistente de sistemas  de Empresas Cantú S.A de C.V Voy a salir con él, me da vuelta la cabeza, estoy sudando, ¿qué le voy a decir?, ¿qué me va a decir él?, ¿por qué quiere salir conmigo?, Laura ha notado que estoy pálida, se acerca y me pregunta que me pasa,  le cuento todo, cuando termino ella está con la boca abierta  y me mira con euforia. — Te lo dije Angeles le gustas, felicidades – dice y me abraza frenéticamente. Faltan 20 minutos para salir, no he podido concentrarme mucho, y con la eufórica de Laura menos, no sé qué va a pasar y tampoco sé que esperar, de pronto se abre el elevador, mi  corazón comienza a latir de prisa y tengo una sonrisa pintada en los labios, la cual desaparece inmediatamente al verla a ella salir del elevador, la Srta. Bubis grandes, así le digo a la Srta. Rebeca, parece furiosa y se acerca a mí  escritorio. — ¿Tu eres la tal Angeles?, la asistentucha de Raúl – dice con desprecio en la voz, Laura y yo nos miramos atónitas, gracias a Dios mí  jefe no está en su oficina, si no  hubiera escuchado los gritos de esta loca. — Soy Angeles, ¿en qué puedo ayudarle? – digo tratando de contener la furia que me inunda. — Tu a mí  no me ayudarías en nada, quiero que te quede claro que Alex es mío, así que no intentes metértele por los ojos, lo máximo que vas a conseguir son unos a costones con él – dice con rabia, siento hervir la sangre de todo mí  cuerpo. — Disculpa, no sé de qué estás hablando – la tuteo a la pesada esta, cree que porque es guapa y se viste bien puede humillarme, pues está muy  equivocada, abro la boca para decir algo pero Laura se me adelanta. — Srta. Rebeca, Angeles no ha hecho nada malo, fue el joven Alex el que nos invitó a comer y – no termina Laura de contar cuando ella la interrumpe. — No me importa, estas advertida, Alex es mío, o que ¿de verdad crees que le interesas?, ¿crees que va a dejarme a mí por ti?, no seas ridícula niña, ¿ya te viste en un espejo?, seguramente solo quiere divertirse, así es Alex, le gusta entretenerse y lo único que quiere es revolcarse contigo, así que no  te hagas ilusiones estúpidas – termina y se da la media vuelta,  no puedo contener las lágrimas, no por los celos de esa creída, sino porque me dio donde más me duele, es verdad, jamás en este planeta un hombre como él se fijaría en alguien como yo, sin chiste, ni clase, mucho menos bonita. Voy al baño, no quiero que nadie me vea, de pronto entra Laura, me abraza, y lloro más fuerte. — No le haga caso Angeles, esa vieja está loca, además el Joven Alex y ella no son nada, bueno, nada oficial, ella siempre ha estado detrás de él y pues él es hombre, pero nunca ha sido su novia oficial – me limpio las lágrimas y la miro. — ¿Porque no me dijiste que ella y él tenían algo? – le reprocho, aun con lágrimas en los ojos. — Ya te lo dije, no son nada,….  nada oficial, el Joven Alex es libre de invitarte a salir, no te sientas mal – dice tratando de consolarme. — No Laura, ella tiene razón,  Alex – me corrijo – el Joven Alex nunca se fijaría en mí, no sé en qué estaba pensando, seguramente solo quiere burlarse de mí pero no se lo voy a permitir. Estoy en mi  escritorio, un poco más calmada, Laura intentó consolarme y se lo agradezco, pero me siento mal solo quiero desaparecer. Son las 7 en punto, el elevador se abre, y sale caminando hacia mí  tan seguro de sí mismo, como puede pensar que él se había fijado en mí, mí  subconsciente me mira con reproche. — Hola Angeles, ¿estas lista? – dice con una media sonrisa, y aunque estoy furiosa no puedo negar que se ve tan sexy. — Disculpe Sr. Cantú pero no tengo tiempo de salir, tengo que llegar a mí  casa, con permiso – digo y tomo mí  bolsa, puedo ver la expresión de desconcierto en su rostro. Le digo adiós a Laura y me dirijo al elevador, él va tras de mí y me toma por el brazo, haciéndome girar hacia él. — ¿Qué te pasa?, ¿por qué estas así, hice algo para que te enojaras conmigo? – dice y me mira con esos ojos verdes que hacen que me derrita, pero no volveré a caer en su juego. — No Sr. Cantú, me puede soltar, por favor – digo y jalo mí  brazo soltándome de su agarre, Laura está mirando boquiabierta el espectáculo. — Estás molesta, eso hasta un tonto lo nota, dime ¿por qué? – vuelve a decir y esta vez esta serio. — No creo que lo que me pase le quiete el sueño Sr Cantú – digo sarcásticamente, el elevador llega, intento entrar pero él me detiene. — Créeme, me lo quita, ahora dime que tienes o no vas a salir de aquí – dice y ahora su voz es amenazadora, ¿qué quiere decir con que le quito el sueño?, mí  subconsciente se asoma y me da una mirada de advertencia. — Sr. Cantú, mí  hora de salida es a las 7, el ingeniero Raúl me dijo que no me necesita por el día de hoy, así que me retiro a mí  casa – digo tratando de sonar profesional. — Ya veo, pero si Raúl ya no la necesita, yo si Señorita Bracamontes, y necesito que en este instante me  diga qué demonios le pasa – me dice alzando la voz, que guapo se ve enojado. ¿Qué hago? le digo que la Srta. Bubis grandes me vino a insultar, no, para qué. — No me pasa nada Sr. Cantú, ¿puedo retirarme? – digo fríamente, esta vez no me doblegare, él me mira, sus ojos verdes están fríos, no sé si está enojado o frustrado, se queda quieto, mirándome, los minutos parecen eternos, Laura sigue mirándonos  y yo solo quiero irme y no volver a verlo. — Está bien Srta. Bracamontes, que tenga buenas noches – dice por fin, su  tono es seco. — Buenas noches  Sr. Cantú – digo y entro al elevador, se queda parado frente a mí, las puertas del elevador se cierran lentamente, mientras su hermoso rostro queda fuera de mí  vista. Estoy en mi  cama, recordando todo lo que la Srta. Bubis grandes me dijo, él solo quiere divertirse, nunca me tomaría enserio, soy una tonta, y las lágrimas empiezan a derramarse por mis mejillas, el cansancio me vence y me duermo.  
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