Durante la semana pienso en lo que me dijo Eirin, le gusto y ella a mí, pero hay muchas cosas que se interponen entre los dos, la principal es Matías, ha sido mi amigo casi toda mi vida y no quisiera que nuestra amistad terminara por no controlar mis impulsos. Falta un día para la fiesta de cumpleaños y el regalo que le daré a Eirin corre por mi oficina mordiendo cosas.
Le compré un Wolfdog cachorro, es un crece entre lobo y pastor alemán de pelaje n***o además de un cachorro único, existen muy pocos en el mundo y tuve la suerte de conseguir a ese pequeño mordelón.
Trabajo duramente junto a mi padre, quien me incluye en cada una se las reuniones, yo pongo todo mi empeño en aprender quiero ser alguien igual de importante y poderoso que mi padre, pero no por hijo de Adriel Coleman, sino que me conozcan por ser Dante Coleman. Quiero crearme un nombre, una reputación, pero sobre todo el respeto de las personas.
- ¿Ya le compraste regalo a Eirin? – pregunta mi padre entrando a su oficina.
- Si, debe de estar haciendo destrozos en mi oficina – digo divertido y él me observa con una sonrisa.
- ¿Qué puedo regalarle? – pregunta curiosidad – tu madre y yo no hemos podido decidir qué regalarle.
- Lo que decidan estará bien- digo riendo – pero te aseguro que ningún regalo que reciba será mejor que él mío.
- Pero que pretencioso hijo – ríe – quiero hablar de algo contigo.
- Soy todo oídos padres – respondo
- Hijo quiero informarte que tu madre y yo, comenzaremos a buscar candidatas adecuadas para que una de ellas se convierta en tu esposa – dice y yo palidezco.
- ¿Qué? – pregunto sin salir se mi asombro.
- Si hijo, quiero que te cases y disfrutes de un buen matrimonio antes de que tengas que asumir mis responsabilidades – me dice observándome con ternura. Mis padres siempre me han demostrado cuán importante soy para ellos, por lo que sé que sus decisiones no son para perjudicarme.
- Pero no quiero casarme – respondo dándome cuenta que soy hay una chica a quien convertiría en mi esposa – no aún
- Hijo, no estoy diciendo que tengas que casarte en una semanas o meses, puedes pensarlo y cuando estés listo lo harás – dice mi padre sonriendo.
- Voy a pensarlo – digo un poco serio – voy a trabajar – me pongo de pie y salgo rápidamente de la oficina rumbo a la mía.
Al entrar a mi oficina el pequeño peludo viene corriendo hasta mí, me agacho y lo cargó, el comienza a lamerme el rostro.
- Hola amiguito – lo acaricio mientras camino a mi escritorio – harás muy feliz a Eirin Continuó trabajando el resto del día, cuando es hora de irme mi padre viene a mi oficina para que vayamos a cenar con mi madre. Asiento con la cabeza, tomando mi portafolio y metiendo al perro en su bolso, salgo con mi padre del banco.
Conduzco tras el auto de mi padre hasta el restaurante donde nos espera mi madre, tomo el regalo de Eirin y salgo del auto, camino hasta donde mi padre me espera para que entremos juntos. El Maître nos guía hasta la mesa donde mi madre ya nos espera, la cual al vernos se pone de pie sonriendo.
- Hola querido – saluda a mi padre dándole un casto beso. – hola cariño – me besa la mejilla y su mirada se desvía hacia el bolso donde llevo al cachorro. - ¿y eso?
- El regalo de Eirin - respondo mientras nos sentamos.
- Nosotros no hemos podido comprar nada por qué no sabemos que darle – responde mi madre apenada.
- Lo que elijas ten por seguro que le encantara – respondo dándole un pequeño apretón en su mano. Cenamos tranquilamente hablando de temas banales, hasta que tomo el valor de decirles.
- Quiero mudarme – ellos me observan sorprendidos y los ojos de mi madre se llenan de lágrimas.
- ¿Por qué hijo? – pregunta mi padre
- Quiero darles privacidad y también quiero la mía – digo y ellos asienten – ¿puedes ayudarme madre?
- Por supuesto cariño – responde tomándome de la mano - ¿en qué momento creciste? – pregunta con ternura – te amo hijo mío
Al volver a casa llevo al cachorro conmigo a mi habitación, lo saco de su bolsa y lo dejo sobre mi cama, bajo hasta la cocina en busca de un poco de leche y la pongo en un pequeño biberón. Al volver a mi habitación tomo al cachorro y le doy de comer. Cuando termina lo dejo de nuevo en la cama y voy a darme una ducha para luego acostarme a dormir pensando en la forma de sorprender a Eirin en su fiesta de cumpleaños.
Al día siguiente al llegar a la oficina llamó a la floristería y le envió en arreglo de rosas azules a Eirin de cumpleaños. El resto del día me concentro en el trabajo para poder salir más temprano, para buscar la forma de sorprender a Eirin.
A medio día escucho la puerta de mi habitación abrirse y por ella entra la chica que me roba el pensamiento.
- Hola!! – saluda alegremente acercándose a mí. Me pongo de pie y ella viene hasta mí.
- Feliz cumpleaños – la abrazo y al hacerlo siento algo cálido en mi pecho.
- Las flores están hermosas – me dice separándose de mí.
- ¿Quieres que vayamos a almorzar? – pregunto y ella sonríe alegrándome el día.
- Por supuesto- responde – me muero por una pizza de pollo.
- ¿Pizza?
- Si, pizza – responde haciendo un hermoso puchero que hace que mi pulso si acelere - ¿no te gusta?
- Es tu cumpleaños, elige donde e iremos – le respondo y la observo, va vestida con una blusa corta de color n***o al igual que sus botines y una falda negra con puntos blancos, el bolso que le regale, su cabello suelto en suaves hondas y sin una gota de maquillaje.
- Pizza entonces – dice complacida y pienso en que podría pasarme la vida complaciéndola.
- Pizza entonces – digo tomando mi cartera y celular para luego salir de la oficina rumbo a la pizzería favorita de Eirin.