Tomé mi celular para ver qué hora era. 04:25 a.m. Gruñí y me removí enojada para mirar a Mikkel. Ronca como una bestia y yo no puedo dormir si hay un sonido aunque sea muy mínimo. Puse la almohada que yo estaba usando sobre su cara por unos segundos hasta que comenzó a removerse buscando oxígeno. —¡¿Qué haces?! —¿Puedo ir a otra habitación? No he podido dormir por tus ronquidos de mierda. —Si te quedaste dormida, te escuché hablar. —No seas mentiroso, yo no hablo dormida —golpeé su hombro—. A ver, ¿qué dije? —Oh, Mikkel, no pares —, intentó imitar mi voz. Abrí los ojos molesta y me puse sobre él para golpearlo. —¡Ni en tus sueños más calientes yo diría eso! —golpeé su pecho mientras con mi otra mano tiraba su cabello, pero paré cuando escuché un jadeo de su parte. —Si sigues movi