Kail se acostó junto a mí de tal forma que quedó boca arriba, yo le di la espalda y me dispuse a dormir, pero por más que lo intenté no podía dormir y así pasaron varios minutos, hasta que Kail habló. -No puedes dormir ¿cierto?- -No, no puedo- -¿Porque no puedes?- -Sinceramente no sé ¿y tú?- -Creo que hace mucho no me sentía tan cómodo y temo dormir y que se acabe-Lo miré tratando de encontrar sus ojos en la oscuridad, pero no lo logré - Mía ¿puedo abrazarte?-No contesté nada y me acerqué, él pasó su mano por debajo de mi cuello, mi cabeza quedó sobre su pecho y mi brazo sobre su abdomen y es lo último que recuerdo hasta que amaneció. Al amanecer seguíamos en la misma posición, observé el rostro de Kail y quedé embobada se ve tan tranquilo, tan cómodo que me mata saber