Deva. Abro los ojos y es de día, no puedo creer que pase dormida una noche por el pañuelo con ese líquido que huele horrible. Miro a mi alrededor y parece ser que es como un edificio abandonado el lugar en el que me encuentro. Uno de los hombres está de espaldas, es un peli castaño y tiene un pequeño tatuaje de una cruz en su nuca, en la espalda baja tiene los ojos de un león tatuado. Me siento tan preocupada por Emily, quiero estar con ella, ¿y si en este momento se encuentra llorando? —¡Disculpe! El hombre se pone el pasa montañas antes de voltear, cuando lo hace viene hacia mí y me sirve un poco de agua. Tengo que beber para mantenerme fuerte, hace mucho calor en este lugar. —¿Tiene hambre, señorita? ¿Por qué me trata con tanta amabilidad? —¡No, no quiero comer! Escuché, por