El tiempo había pasado en un abrir y cerrar de ojos, y finalmente llegó el día de mi boda, tal como lo había imaginado cuando era una niña pequeña. Escogí una mansión como lugar de la boda, me miré al espejo y me sentí la novia más feliz y hermosa del mundo. Alina, Martha y la esposa de Marcos eran mis damas de honor, todo parecía perfecto. Desde el momento en que pisé el vestíbulo de la mansión todo parecía un cuento de hadas, la decoración era impresionante, todo iluminado con luces cálidas y el aroma de las flores frescas en todas partes. En el jardín estaban colocadas las sillas para los invitados, el arco decorado con flores, los músicos afinando sus instrumentos, todo estaba listo para el gran momento. Comencé a caminar hacia el altar, con el brazo de Martín, hacia mi futuro espos
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