Los días pasaron y cada uno de ellos me sentía más nerviosa, ansiosa y muy emocionada. Mañana será el día que puedo quitarme las vendas, esta noche no puedo dormir. Creo que debe ser como la media noche, le pregunté al imbécil que está casi sobre mí la hora. Trato de moverme, pero no puedo. —¡Dominic! Él no se despierta, intento empujarlo, pero mi tamaño y su peso no me lo permiten. Él tiene su cabeza sobre mi pecho, su cabello me provoca comezón en la barbilla, su pierna y casi la mitad de su cuerpo está sobre mí. Siento algo extraño, algo extraño es... bajo con mi mano y lo tomo para saber que es esto en mi pierna. ¡Es su pene! ¡¿Está desnudo?! —¿Por qué me tocas el m*****o, mujer? Lo despertaste, ¿qué harás ahora? Es muy difícil que se baje. —¡Tú eres el culpable! Estás desnudo