Me encontraba como a una idiota parada mirándole, él pensaría que estaba algo retardada, porque solo mantenía una sonrisa burlona en esos sensuales labios.
—¿Cómo sabes mi nombre? —inquirí dejando atrás mis pensamientos calientes de él. —¿Quién eres?
Hizo dos pasos adelante. Y me observó.
—Pareces asustada —me erguí.
—No lo estoy ¿debería? —alcé una ceja retándole.
—No lo creo. —Bufó.
—¿Me has estado siguiendo? —no podía decirle que en realidad cada vez que olía su aroma, sabía que era él. Me vería como una psicópata yo en lugar de él.
—Haz tenido una buena pelea allí dentro ¿entrenas?
—Soy cinturón n***o en Taekwondo. —Asiente con una sonrisa de lado.
—Eres buena ¿quieres aprender a boxear? —¿Qué rayos? ¿por qué se estaba ofreciendo a enseñarme a boxear?
—¿Qué quieres de mí?
