Seguimos caminando por el centro comercial, recordando las veces que habíamos ido al cine, a la pista de patinaje y a probarnos ropa y perfumes.
Me sorprendí de su buena memoria pues muchas de esas cosas sucedieron hace años.
Después de un rato, volvimos al auto. Observé el reloj, ya pasaban de las tres de la tarde entre bellos recuerdos y nuestra agradable compañía. El tiempo pasaba muy rápido y no quería esperar más.
Fuimos a un parque que estaba cerca de la universidad donde habíamos estudiado. Como eran vacaciones el lugar estaba casi vacío, así que podíamos pasear tanto como quisiéramos.
Julia reía al rememorar aquella vez que llegué con un enorme globo de helio en forma de oso y al momento de dárselo, se fue volando y no pudo alcanzarlo. Lloró como una niñita y ese fue el primer
