Nos unimos a la llamada y todos están muy contentos, ya están haciendo planes para la boda, incluso los padres de Nathan ofrecen el rancho para tener ahí la celebración, además, aprovechan para invitar a mi padre y a Irina a pasar unos días allá, ellos aceptan encantados y prometen hacerlo en cuanto Nathan y yo, tengamos algunos días libres para acompañarlos. El resto de la noche transcurre entre risas y anécdotas, parece que ahora sí, mi padre está más tranquilo. Después de unas horas nos despedimos de la familia de Nathan, mi padre e Irina también se van a descansar. —¿Estuvo muy fuerte el interrogatorio? —le pregunto a Nathan mientras estamos sentados en el sofá. —Creo que lo normal, cualquier padre preocupado por el futuro de su hija, preguntaría de todo. —Estoy feliz de que acep