Capítulo treinta

1064 Palabras

No había explicación para tal realidad solo quedaba mentir y mentir hasta el final de todo. Y con las mentiras se puede llegar muy lejos pero jamás se podrá volver con ellas. La señora hechicera había ayudado a ocultar el aroma del niño, este claramente lo delataría delante del alfa y la manada. Está también se había presentado ante Romina diciendo: Mi luna, no debe conocerme—murmuro la señora pero Romina le insistió tanto que suspiro—Bueno mi señora, mi nombre es Karen y soy hechicera como ya te había dicho. ¿Por qué me ha ayudado con todo esto?—cuestiono confundida ante todo. Jovencita—la señora pensó sus palabras bien para luego hablar—No puedo dejar que el ciclo continué de esta forma, no más vueltas, no más castigos para los futuros. La joven pensó por unos minutos procesando lo

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