Solo cinco días se quedaron mis padres. Al menos había sido dos días más de la última vez que estuvieron en casa. Y solo cuatro días faltaban para terminar la apuesta con Randy. Cuatro días que se me hacían eternos y a la vez rápidos. Y lo peor era que no sabía cuál de las dos era mejor.
Los días que estuvieron mis padres, le dije que no me pasara a recoger a mi casa ni que me fuera a buscar a la universidad, porque quería estar con ellos todo el tiempo posible. Aunque tampoco quería que mis padres lo conocieran y le hicieran preguntas sobre nosotros. Pero no había un nosotros, por ello lo hacía. Él supo entenderlo. Se lo agradecía mucho, aunque pensé que se opondría porque tendría desventaja en la apuesta, pero no fue así.
Hoy era el día de ir ayudar al hospital infantil donde se enc
