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3478 Palabras
(Narra Carter Travers)   ― ¡Elena! ― Grité en cuanto entré por la puerta, esta se abrió estrepitosamente y accidentalmente se venció, papá me iba a matar cuando lo viera. Había roto la puerta por tanta euforia. ― ¿Sí? ― Me respondió mi hermana mayor con esa tranquilidad de siempre. ― ¡Voy a ser el beta de la manada! ¡Me han elegido a mí! ¡A mí! Elena se llevó una mano al corazón y apretó su puño sobre él. ― Madre luna, por favor sálvanos de este idiota. ― ¡Hey! ― Le recriminé. ― Es una broma. Felicidades hermanito. ― Gracias, gracias. ― Dije mientras enviaba saludos a mis fans imaginarios. Mi hermana Elena me sonrió con dulzura, ella ha sido como mi madre. Es solo 3 años mayor que yo y me cuida con diligencia desde que mamá fue asesinada…Aun la recuerdo, era una mujer llena de vigor y destreza para la cocina, algo que por fortuna heredamos Elena y yo, ya que papá no sabe ni hacer un huevo frito. La fatídica noche del 9 de Diciembre del 2005, la vida de todos en la manada cambió para siempre, familias enteras fueron asesinadas y muchos perdieron a más de un ser querido. Amigos, compañeros, esposos, hijos y madres… Perdimos mucho aquel día. Nos tuvimos que separar y vivimos escondidos en los bosques, algunos extrañaban su vida de humanos e intentaron volver al pueblo, pero siempre nos estaban cazando, era fácil encontrar a un lobo si uno de nuestra misma especie nos buscaba. El olor nos delata, cada uno de nosotros tiene ese aroma que nos decía lo que éramos, no podíamos ocultarnos de otros lobos.  Como única alternativa nos fuimos lejos, tan lejos como pudimos. Hasta que hace un año comenzamos a reencontrarnos con los que se quedaron y se ocultaron en los bosques, ya que en ellos había un poco más de seguridad, puesto que era mucho más difícil encontrarnos. Recuerdo cuando Konrad se encargó de buscar a todos, lo hizo en silencio. Cuando lo vi por primera vez y el aroma del lobo que masacro a nuestra manada emano de él, casi le dejo caer mis fauces en su cuello. De no ser por el viejo Crane, que me detuvo con un ligero golpe de su bastón, fue ligero pero me había dado en un nervio. Me dejo caer inmóvil, fue un golpe de tal certeza, que me quede un buen rato tieso sobre el suelo. Konrad nos habló de Dante, uno de los hijos del anterior alfa. El no recordaba nada de su vida anterior, pero Konrad confiaba en que tarde o temprano lo haría. Y poco a poco comenzamos a trazar planes para reunir a la manada, tener un nuevo alfa y buscar la venganza que todos deseaban. La venganza llegó junto con el nuevo Alfa. Con Dante. Cuando lo vi no pude sentir otra cosa más que admiración por él. Había vivido toda su vida engañado y con el asesino de su familia. Se lo habían llevado lejos, creció fuera de su hogar y sin una manada real. Pero aun así, el día de la pelea él fue quien acabo con la vida al asesino, al asesino quien alguna vez fingió ser su padre. Ese desgraciado lobo n***o p**o sus crímenes. Cuando recuerdo su cuerpo inerte siento satisfacción, él y todos los que lo seguían recibieron su merecido. Mi madre había muerto a causa de su intento por tomar la manada en 2005. Ahora él estaba muerto y mamá descansaba tranquila. Ahora que podíamos regresar al pueblo, nuestro verdadero hogar. Comenzamos a construir un lugar especial para nosotros, con lo ahorros de todos y ayuda del alfa, conseguimos este lugar y nos asentamos. Aquí no vivían más que lobos y algún humano conocedor del secreto, cuya pareja fuera uno de nosotros. Yo estaba ansioso por volver a ver a quienes en mi infancia fueron mis amigos en Green Cold. La mayor parte de mi vida la pase yendo de un lugar a otro, nunca nos quedábamos más de un año en el mismo lugar y por esa razón, no pude mantener ninguna amistad por tanto tiempo. Ahora que habíamos vuelto, ingresaría al instituto para mi último año y mi hermana aplicaría para una universidad. Por fin tendríamos una vida tranquila. Esa noche cuando papá llegó, casi y me salvo de un castigo por la puerta, pero cuando giró su cabeza y uso su ojo bueno para ver, me llamó a voz en gritó. ― ¡Carter! ¿Qué le hiciste a la puerta? La tendrás que pagar con tus ahorros. Esta es la segunda vez que haces esto. ― Lo siento. ― Mascullé con la cabeza agachada. Elena se reía con serenidad sentada en el sofá, estaba leyendo un libro sobre biología, ella quería ser una bióloga de renombre. ― Papá... ― Lo llamé con cuidado. ― ¿¡Qué!? ― Gritó mientras movía la puerta de un lado a otro intentando cerrarla. ― Voy a ser el nuevo beta. ― A mi padre se le iluminó su único ojo, el otro lo había perdido y ahora usaba un parche sobre él.  ― Beta suplente. ― Aclaró Elena mientras yo le hacía una seña para que se cerrara el pico. ― ¿Beta? ― Preguntó papá mientras avanzaba hacia mí. Yo asentí con entusiasmo. ― ¡Ese es mi muchacho! Papá me dio un cálido abrazo que yo acepte, estaba orgulloso de mí. Papá levanto una mano y la agitó para invitar a Elena a unirse a nuestro abrazo. Yo estaba más que feliz de todo aquello. Aun si era un mes o dos, daría lo mejor de mí. Esa noche no pude dormir de la emoción, deje mi teléfono bien cerca de mi buro y con el sonido al máximo. En caso de que Dante me llamara respondería de inmediato. No llamó esa noche y al día siguiente me desperté más temprano de lo normal, me duché y desayuné como bestia mientras sostenía mi teléfono en la otra mano. Estuve así por unas horas, hasta que las 11 mi teléfono sonó al fin. ― ¡Diga! ― La palabra me salió demasiado a prisa. ― Buenos días, llamamos de la compañía telefónica Telworld, para informarle sobre un nuevo paquete de telefonía…― Colgué. Unos 15 minutos más tarde mi teléfono timbró de nuevo. Respondí de inmediato. ― Hola, te habla tu candidato Mark Russo a elecciones internas de Green Cold para darte a conocer mis propuestas. ― Volví a colgar. ¿Tan difícil era dejar de recibir llamadas pregrabadas? Una hora después volvió a sonar mi teléfono, miré el número y se veía igual que los otros. Omití responder, pero a los 3 minutos volvió a llamar. Repetí la acción y rechacé la llamada. Al segundo entró de nuevo una tercer llamada, respondí fastidiado. ― ¿Cuál es su insistencia malditas maquinas pregrabadas? ― Hubo un silencio y cuando me despegué el teléfono para colgar escuché la voz. ― Habla Dante. Hay mierda. ― No necesito que me expliques, solo date prisa. Te veo en la plaza en 30 minutos. ―            No dijo más y colgó. ― ¡Maldición! ― Grité y me puse en marcha. Me había preparado toda la noche y mañana para recibir su llamada y lo había echado a perder a la primera. Atravesé el pueblo a una gran velocidad, algunos transeúntes se detenían a mirar la impresionante velocidad que llevaba. Moderé el paso un poco para no atraer más atención de la debida. Llegué antes a la plaza y me senté en una banquita a esperar. Un poco más tarde apareció la camioneta de Dante, de ella se bajó la alfa. Annie. Todos queríamos a Annie, a veces creo que algunos la quieren más a ella que al propio Dante. Su forma de hablar y tono te hacían sentirte relajado y cómodo. Ella es una persona de agradable presencia y encantador aspecto. Me iba a acercar cuando la vi. De la parte de atrás se bajó una chica, la más hermosa que yo había visto en mi vida. Su cabello rubio cobrizo era ondulado y le llegaba al hombro, llevaba unos shorts de mezclilla y una preciosa blusa roja de manga larga. Andaba con pasos firmes y el rostro bien alto, en donde quiera que ella estuviera llamaría la atención de todos. La brisa trajo consigo su aroma, pero me tuve que tapar la nariz, era un aroma demasiado fuerte, era un perfume dulce, de flores y eran tan penetrante que aun a esta distancia me lastimaba. La vi ir junto a Annie y darle el brazo. La alfa se despidió de Dante y se fueron en una dirección opuesta. Yo seguí embelesado con aquella chica, hasta que un claxon me hizo volver. ― ¡Carter! ¡Entra ya! Yo avancé hacía la camioneta sin apartar la vista de aquella belleza. ―  ¿¡A quien carajos miras!? ― Me soltó Dante de golpe cuando entré a la Jeep. Yo moví las manos en señal de calma. ― Esa chica de cabello rubio. ¿Quién es? ― No puedes ser… ¿Te gustó la cara de rata? Yo solté una risa silenciosa. ― ¿La cara de rata? ― Se llama Bree. Es la prima de Annie. No puedo creer que tengas gustos tan pésimos. ― Bree. ― Acaricié su nombre mientras lo pronunciaba. Tenía que conocerla. Dante se incorporó a la carretera principal y comenzamos a subir hasta el límite norte del pueblo. ― ¿Puedo conocerla? A Bree. Una carcajada sonora resonó por toda la camioneta. ― ¿Esta de coña? Esa bruja es una pesada. ― Quiero conocerla. ― Afirmé. ― Si te quieres meter con el diablo, yo no te puedo detener. Cuando llegamos a los límites Dante estacionó la camioneta y me indicó seguirlo. El día estaba soleado, pero en ese parte la luz del sol apenas llegaba, las enormes copas de los arboles no dejaban penetrar los rayos de sol. ― ¿Sabes sobre el lobo que ha merodeado por aquí? ― Sí. Ayer seguimos su rastro por todos los límites del pueblo, parece que busca una entrada. No puedo afirmar si es un lobo normal o alguien como nosotros. ― No seas idiota, Carter. Un lobo normal entraría sin duda al territorio, pero este anda tras de algo. Vayamos a buscar su rastro y sigámoslo. No tengo duda de que es alguien como tú y yo. Un hombre lobo. ― Oh. ― Exclamé y vi como Dante se transformaba en ese majestuoso lobo blanco. Por alguna razón los lobos de ese color eran sumamente extraños. Según las viejas leyendas de Crane, los lobos blancos son solo aquellos que tiene un alma pura y son natos para liderar las manadas. Sus corazones son los más valientes y nadie puede resistirse a ellos. Nadie más que el eran dueño de un lobo así en Green Cold. Otra razón más para admirarlo. El lobo me soltó un gañido de irritación. ― ¡Ah, sí! ¡Voy! ― Rápidamente me transformé. Mi lobo gris no era nada en comparación al héroe que tenía frente a mí. ― Vayamos a donde detectaron su aroma la primera vez. ― Ordenó. Corrimos y atravesamos el bosque en un santiamén. El aroma era ya más débil pero aún se percibía y trazaba un camino por todo el pueblo, lo curioso y que no había notado es que se detenía en ciertas partes y se acercaba a merodear, pero no eran zonas cualquiera, una de esas zonas estaba cerca de la cabaña de la alfa Annie y la otra era cerca de los departamentos donde ahora vivía Dante. El resto eran lugares cercanos al instituto y la entrada del pueblo. Después, el efluvio se perdía cruzando el rio que atravesaba la parte noreste de Green Cold. ― Esto no me gusta nada. Volvamos. Cuando volvimos a la camioneta y vi la cara de preocupación de Dante, supe que eso era algo de lo que debería sentirme alarmado. Los lugares donde había merodeado con mayor detenimiento no podían ser una coincidencia. Algo andaba mal. ― Le guste o no al anciano, tengo que hablar con él. ― ¿Habla del abuelo de la alfa Annie? ― Sí. ― Pero entonces parpadeo y me miró. ― ¿Cómo la llamaste? ― Alfa Annie. ― Le respondí con naturalidad. ― ¡Alfa! ― Exclamó en medio de una carcajada. ― Pero si aún no es ni mi esposa. ― Entonces una cara de seriedad se le reflejó en el rostro. Algo se le había pasado por la cabeza a Dante y muy seguramente no le iba a gustar al abuelo de Annie. ******************************************** (Narra Annie)   ― Bree, ¿cómo puedes comer todo eso? ― Le pregunté después de verla comer 2 órdenes de shushi, eran sets de 6 sushis cada uno. Había devorado 12 ya y podía seguir, me asombraba verla tan delgada. Inconscientemente yo mire mi estómago y vi mi pequeño abdomen ya algo hinchado. ― No lo sé, solo me entra y ya. ― Pero ¿entonces como logras estar tan delgada? ―Supongo que es por la cantidad de tiempo que gasto nadando o haciendo deporte en la playa…Bueno, gastaba. Bree siguió comiendo pero yo ya no pude. El restaurante era muy agradable, era la segunda vez que venía. Dante me había traído aquí hace un par de semanas. A decir verdad, es el único lugar donde podías comer comida japonesa y la mayoría era sushi y algo llamado ramen. Yo aún no me animaba a probarlo, me daba algo de miedo ver verduras extrañas en el bowl. El lugar estaba lleno, era domingo y muchos venían a disfrutar del fin de semana. Las mesas estaban rodeadas por paredes de bambú que daban privacidad y había cortinas con símbolos extraños, supuse que estaban en japonés. También vi algunos cuadros con paisajes muy asiáticos. Yo estaba más que divertida de estar ahí con mi prima. Hacía mucho tiempo que no la veía, bueno…Que no pasaba tiempo de calidad con ella. Cuando era más pequeña, iba a Salty Beach y pasaba ahí medio verano. Era de lo más emocionante, porque Bree me llevaba al mar y a recolectar conchas, también todas las tardes me dejaban comer helado y nos sentábamos sobre las hamacas de su pórtico a mirar el atardecer. Bree tenía muchísimos amigos y siempre me invitaba a jugar con ellos, aunque nunca podía llevarles el ritmo. De cierto modo la vida en la costa era muy acelerada. Acelerada en todos los sentidos, las niñas crecían más rápido y ¡tenía novios! Bree tenía 11 cuando me dijo “Annie, ¿ves eso chico de ahí? Fue mi novio”. Yo estaba asustadísima por eso, ya que la abuela y el abuelo me habían dicho que eso era algo malo y que solo podía tener un novio cuando fuera mayor. Y siendo sinceros, aun no sé si ya soy lo suficiente mayor como para estar con Dante. ― Y ¿ya lo has hecho? ― Me dijo Bree sacándome de mi ensimismamiento. ― ¿Hacer qué? ― Ella bajó sus palillos y tragó un último bocado. ― Ya sabes. Tú y el perro sarnoso… ― No es un perro sarnoso…― Aclaré por cuarta vez en ese día. El aborrecimiento era mutuo, tanto Bree como Dante no se toleraban. ¿Qué tendría que hacer para que se llevaran bien? ― Bueno, tú y…― Le costó trabajo nombrarlo. ― Dante. ― ¿Hacer qué? ― Ah...Entonces eso es un no. ― Yo ladeé la cabeza para tratar de entender de qué rayos me estaba hablando. ― Tan inocente. ― ¡No soy inocente! Soy una mujer adulta. ― Exclamé con más enfado en la voz del que planeé. ― Si, seguro. Ni siquiera sabes de qué te estoy hablando. ― Muy a mi pesar tenía razón. No sabía de qué me hablaba. ― ¿A caso no notas esa tensión s****l por parte de él? ― ¿Tensión s****l? ― Pregunté. Pasó un poco hasta que finalmente comprendí a que se refería. La cara se me encendió como semáforo y la vergüenza me hizo apartar la mirada de Bree. ― Ese animal está loco por ti, Annie. No te vaya a matar. Ten cuidado. ― ¡Bree! Ella solo se carcajeó y siguió comiendo. Estaba de acuerdo en que Dante era demasiado “expresivo” conmigo, pero nunca pensé que se tratara de eso. Jamás lo había mencionado y de hecho a mí nunca se me había pasado por la cabeza. A veces cuando lo miraba veía a un niño mimado, había mejorado mucho en el tema del control de su ira, pero seguía siendo el Dante que conocí, esa esencia suya seguía intacta. Siempre supe que antes de mí él estuvo con otras chicas, no me lo dijo pero tampoco lo negó. Él tenía mucha más experiencia que yo en esto, pero quería tomarme mi tiempo. Mi abuela una vez me contó que para que ella quisiera al abuelo pasaron muchos años. Así que sabía que no tenía que acelerar nada, que Bree fuera tan…Apresurada, seguro se debía a que ella era de una ciudad de calor. Aquí las cosas eran más lentas y Dante tendría que aprenderlo. La brisa de la ventana trajo consigo el olor de Bree, un aroma dulce y agradable para mis fosas nasales. Dante se había quejado de su exceso de perfume, pero a mí no me parecía excesivamente fuerte.  ― ¿Por qué usas demasiado perfume? ― Le pregunté, ya que a Dante le molestó la intensidad del olor y yo no quería que tuvieran alguna pelea por ese motivo. ― Costumbre, supongo. ― Contestó mientras se reclinaba en su silla y se frotaba el estómago. ― En la playa sudas demasiado. El olor a sudor es repulsivo, así que me acostumbré a perfumarme el cuerpo a diario y varias veces al día. Ahora no vivo sin ello. ― Oh. ― Dije. ― Y… ¿Has pensado en cambiar eso aquí? ― Intenté sonar amable al insinuar una petición para cuidar el olfato de Dante. ― ¿Lo dices porque a tu pe...Novio, le molesta el olor? ― Sentí vergüenza pero tuve que asentir. ― Esta bien… Lo voy a reducir. Pero un poco. Solo por ti mi querida Annie. ― Me dijo alzando la voz en la última parte. Ella también estaba divertida de estar pasando el tiempo conmigo. Eso me llenó de alegría Salimos del restaurante y caminos hasta la cabaña. Fue una caminata lenta y muy agradable, Bree me contó un montón de cosas sobre Edgar y Kelly, se veía algo nostálgica pero en el fondo, yo sabía que le hacía feliz hablar de ellos. Cuando llegamos me llevé una tremenda sorpresa al ver la camioneta de Dante estacionada al pie del sendero. ― ¿Problemas? ― Me preguntó Bree mientras me miraba con cierta preocupación. Supuse que la expresión de mi rostro la hizo darse cuenta de mi miedo. El abuelo con Dante solo significaba una cosa, peligro. ― Tal vez. Abrí la puerta con cuidado y busqué con la mirada a ambos. Los encontré sentados el uno frente al otro, el abuelo sostenía su escopeta y la acariciaba de arriba abajo como si se tratara de una fina pieza de joyería. ― ¿Abuelo? ¿Dante? ― Pregunté con la voz temblorosa. ― Tenemos que hablar. ― Dijo el abuelo con un tono serio que nunca antes había escuchado. ******************************************** ¡IMPORTANTE! A partir de este punto los capítulos se deben desbloquear con monedas, pero dado que se hizo una encuesta con los lectores que me siguen en mis r************* : F a c e b o o k: Mi Lobo de Invierno Oficial I n s t a g r a m: Letras_ii Los capitulo no tendrán un costo mayor a las 10 monedas. Esto significa que los capítulos no pueden tener más de 1000 palabras. Recuerda que puedes ganar monedas gratis en la app al darle click al icono de regalo. Busca un tutorial que subí a y o u t u b e se llama " Leer en Dreame y Sueñovela sin gastar dinero" Por favor apóyame y no lo leas ilegalmente. Te lo pido de todo corazón Gracias por todos sus mensajes y comentarios, leo todos los comentarios pero me abstengo de responder jaja porque siento que si lo hago se me va a salir un spoiler!  No olviden guardar Mi Lobo de Verano en sus bibliotecas, con eso me ayudan a que quizá me hagan publicidad y la historia se de a conocer más! Muchas gracias <3  
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