(Narra Annie Rowan) No quería abrir los ojos aunque ya estaba despierta, no quería enfrentarme a Dante. Tenía miedo y no por mí, miedo por ver que tan lastimado estaba. Yo sabía que él se culpaba por todo lo que había ocurrido, aunque nunca lo he culpado y jamás lo culparé. Y lo peor de todo era que no encontraba palabras para hacérselo saber. Podía escucharlo, estaba sentado junto a mi cama y me sostenía de una mano, mis ojos me dolían y quería derramar más lágrimas pero ya me sentía seca y exhausta. Decidí que lo mejor era seguir fingiendo que seguía dormida, pero con alguien como él, con sentidos tan agudos era imposible. ― Annie, ― Me llamó y pude notar lo afligido que estaba. ― Sé que estas despierta. Poco a poco abrí mis ojos, no quise mirarlo y en su lugar clavé la vista en l