A la mañana siguiente Sophia fue a su trabajo como de costumbre, no le daría gusto a ese hombre, lo enfrentaría, con más fuerza ahora que tenía el apoyo de Enzo, llegó mucho más temprano y termino los documentos pendientes para no pensar demasiado en la situación, después de todo no tenía como culparla, era responsable de que ella hubiera salido tan temprano, en vez de hacer su trabajo.
El imponente Alejandro Campbell hizo su entrada triunfal en el departamento de presidencia, ella se giro para verlo y sus ojos se conectaron con los de él, su mirada era feroz y desafiante, un escalofrió recorrió el cuerpo de Sophia, prefirió culpar al frío de la mañana, no esperaba ver en el rostro de Campbell tanto desprecio.
— Señorita, buenos días, a mi oficina. ¡Inmediatamente! — demandó con voz im
