CAP #6 Confió en que harás lo correcto.

2306 Palabras
Alejandro daba vueltas en la sala de su gran apartamento de soltero, a excepción de su nana de toda la vida que como siempre estaba por allí haciendo los deberes del hogar, Alejandro esperaba ansioso al detective privado que había contratado para averiguar sobre su hijo, que ahora estaba seguro era suyo, ¿Cómo no estarlo? ¡Era idéntico a él cuando era un niño! Margarita ya estaba avisada, el mismo hombre de la última vez vendría, sabía de quien se trataba, Alejandro no recibía visitas en casa. Era muy extraño que dejará pasar a un hombre al cuál parecía no conocer... El hombre tocó timbre el y Alejandro se detuvo justo donde estaba, se quedó mirando en dirección a la puerta. esperando a que Margarita abriera la puerta, ella ya estaba allí, al abrirla saludo al hombre amablemente y le informó que ya lo estaban esperando, haciendo que pasará a la sala junto a Alejandro que lo miraba con un gesto expectante. — Buen día señor Campbell. Tengo aquí lo que me pidió. — dijo el hombre con un gesto amable. — Siéntese, no quiero que Margarita vuelva a regañarme. — dijo señalando el asiento de en frente, el hombre se sentó aún con la sonrisa la misma sonrisa en los labios, lo cuál a Alejandro le parecía un tanto irritante. — ya no necesito eso, estoy seguro de que ese niño es mi hijo, yo mismo tuve un acercamiento con él, el día de ayer... Y no lo vi para nada ahí. — el detective enrojeció de vergüenza, y luego carraspeo su garganta. — Eh sí, señor... Se me presentó un inconveniente, puede que usted haya visto el niño y esté seguro de que es suyo, pero hay algo mucho más interesante... — Alejandro rodó los ojos incrédulo. — mientras iba hacía el trabajo por la mañana escuché una conversación muy interesante de la señorita Sophia, e hice mi trabajo, asumí que era importante. Intercepte la llamada y pude escucharlo todo por mi auricular, y no solo eso sino que también la grabe, sabía que a usted le iba a interesar... — saco de su bolsillo una memoria micro sd y se la entrego a Alejandro, él la tomó con desconfianza. — claramente puede escuchar como la señorita Sophia mantiene una conversación con quien parece ser una amiga muy cercana de ella, la persona que la llamo asegura haber encontrado información muy importante. — Alejandro se cruzo de brazos y miró al detective con un gesto irritado. El hombre nuevamente carraspeo su garganta. — le dijo que estaba completamente segura de que usted es el padre del hijo de ella. — dijo con seriedad, Alejandro se ahogó con su propia saliva, comenzó a toser y luego se levantó para beber un poco de agua ante la mirada arrogante del detective, esta vez dijo algo que no se esperaba. Alejandro volvió a acercarse al detective con el vaso de agua en su mano, lo miró con gesto serio. — ¿Está diciéndome que ella sabe que yo soy el padre de su hijo? — preguntó con los ojos bien abiertos, el detective asintió con gesto serio. — Efectivamente. Puede escuchar la grabación, quiere estar segura de que usted es el padre de ese niño para decírselo. — le informó el detective. — ¿Con qué fin? — pregunto Alejandro confundido. Esta vez el detective se encogió de hombros. — No lo sé con exactitud. Se mencionó el nombre de un tal Enzo, al parecer es el hombre que reconoció a su hijo creyendo que era de él. Si escucha la grabación se dará cuenta de que la señorita Sophia ya sabe todo, aunque aún duda. — Alejandro bebió lo que quedaba en su vaso y lo dejo el vaso vació en la mesa de centro, en ese momento Margarita llegó con té y galletas, recogió el vaso y dejo la bandeja en la mesita antes de marcharse, el detective ya en confianza tomó una taza, añadió azúcar y se llevó la taza a los labios, Alejandro no dijo nada, tomó la taza libre y también bebió, solo que sin azúcar. — No entiendo porqué duda... — dijo pensativo volviendo a sentarse. Dejo la taza en la bandeja y miró al detective con un gesto interrogante. El hombre soltó un suspiro cansado. — Deduzco que aún siente apego por su ex pareja, y no solo ella sino también el niño, guarda la esperanza de que pueda volver a su vida de antes... — se encogió de hombros. — Si. Puede ser eso, vive con su mejor amiga y tiene un apartamento que alquiló para cubrir sus gastos y los de su hijo. — dijo Alejandro recordando el informe completo que había recibido de Sophia, por parte del detective. — pero definitivamente no puede volver con su ex novio y llevarse a mi hijo a vivir con ese tipo. — el detective sonrió de medio lado y tapo disimuladamente su boca con el puño, Alejandro estaba molesto. — si se atrevió a dejarla con un niño pequeño, no es un buen hombre. Ella debe pensar un poco en eso. — dijo con un gesto decidido. — Así es, señor Campbell. Pero una mujer enamorada no sabe que es lo que le conviene y que es lo que no... — dijo el detective volviendo a su gesto serio. Margarita que limpiaba unos estantes un poco más lejos había escuchado perfectamente las palabras de Alejandro y se encontraba con un gesto indescriptible en el rostro, estaba sorprendida y feliz, ella sabía por lo que había tenido que pasar su jefe, lo había acompañado en todo ese proceso, incluso cuando sus propios padres se rindieron, ella siempre oró por él, sabía que lo superaría y estuvo allí incluso cuando la dichosa novia lo engañó con el primo más irritante de Alejandro, un joven egoísta y envidioso que a ella nunca le agrado, y a su niño tampoco, puesto que aunque intentarán obligarlo, nunca quiso tratar con él, ni de niño, ni de adulto y ella estaba orgullosa de eso. — No parece estar enamorada, no tiene ojeras ni señas de que esté sufriendo por él... — comentó Alejandro pensativo. — Eso es porque las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan. — dijo el detective en un tono divertido, Alejandro levantó la mirada y se le quedo viendo con un gesto de evidente molestia, el hombre se aclaró la garganta y bajo la mirada. — ¿Qué dijo? — preguntó Alejandro con el ceño fruncido. — Nada señor. Que claramente la señorita Sophia se está preocupando por generar ingresos para su hijo y para ella, por ende no tiene tiempo para llorar. — dijo el hombre mientras asentía firmemente con la cabeza. — Ah, si claro. Debe ser por eso, a pesar de todo, entonces si es buena madre. — dijo señalando lo evidente con su dedo, el detective seguía asintiendo con la cabeza. — aunque si se atreve a volver con su ex, no lo es, porque no esta pensando en Ian. — insistió volviendo al mismo tema. — por cierto, pensaba en despedirlo, pero con esto que me dio ya no es necesario... — el detective abrió los ojos sorprendido, Alejandro miraba la memoria micro sd en su mano como si fuera una joya. — ¿A partir de ahora puede grabar las conversaciones que tenga la señorita Sophia? — el detective asintió de inmediato con plena seguridad. — bien, por mi parte intentaré acercarme más a ella, así llegó al niño y podré sacar una prueba de ADN para proceder con mis abogados y que se me de la custodia completa de mi hijo. — esta vez el detective lo miró sorprendido. — ¿Quiere quitarle al niño? — pregunto desconcertado. — Si, no veo que tiene de malo, detective. Ella tomó una muestra que no era suya y se inseminó con ella, estoy en todo el derecho de tomar lo que me pertenece. — dijo él en su ignorancia mientras se encogía de hombros. — Bueno, tiene razón, pero seguramente tampoco sea culpa de ella y además el niño se ha criado con ella, a usted no lo conoce... — comentó completamente desorientado. — Pero ya habrá tiempo para eso, y aunque no sea culpa de ella, es mi hijo y nadie más que yo tenía permitido usar esa muestra en quien yo quisiera... — el detective se quedo boquiabierto, pero prefirió guardar silencio. — ¿Usted de que lado está, detective? — preguntó Alejandro inclinándose hacía adelante. — Usted es mi cliente, por lo tanto lo que usted me pida se hará. — contestó con evasivas, Alejandro frunció el ceño mientras entrelazaba sus dedos. — Pero no esta de acuerdo con mis planes. — dijo Alejandro levantando una ceja. — Solo me sorprendió, no es asunto mió lo que usted decida hacer con la información que yo logre conseguir para usted. — Alejandro suspiro irritado. — Bien. Entonces haga lo que le digo. Ahora le estoy pidiendo que me diga lo que piensa que debo hacer. — dijo Alejandro pidiendo indirectamente la opinión de un desconocido. — Bueno, pensé que haría como cualquier otra persona, vería al niño y ayudaría con la manutención del mismo, no creí que querría quedarse con él por completo, mucho menos alejarlo de su madre. — dijo el detective con un gesto serio, Alejandro asintió con la cabeza y volvió a inclinarse hacía atrás. — Es bueno saber lo que haría la gente común, pero usted no sabe mi historia y la perdida que yo tuve con el error que cometió esa mujer al inseminarse con la única muestra que quedaba... — dijo Alejandro pensativo, el detective hizo una mueca algo interesado en las palabras del empresario. Inmediatamente Alejandro recapacitó y negó repetidamente con la cabeza. — Tal vez si conociera su historia lo entendería, pero se que no va a contarmela, así que le deseo lo mejor para con sus planes. Haré lo que me pidió... — el detective se puso de pie y extendió su mano hacía Alejandro, despidiéndose. Él se levantó y le dio una apretón de mano a el detective al mismo tiempo que asentía levemente con la cabeza. El hombre se marchó para continuar con su trabajo y Margarita se acercó a Alejandro con disimuló, él la miró con ternura intuyendo lo que ella quería preguntar. — Señor... — dijo ella con su natural voz maternal. — Siéntate nana, te contaré todo... — le dijo Alejandro poniendo una mano en su espalda con delicadeza, al mismo tiempo que con la otra la invitaba a sentarse, ella suspiro y se sentó. Un rato más tarde Alejandro había terminado de contarle toda la historia a Margarita, mientras que ella lo miraba impactada, tapando su boca por la impresión. Alejandro se levantó y apretó levemente el brazo de Margarita, antes de inclinarse frente a ella y poner su mano en el hombro de quien consideraba su madre. — No te preocupes, lo solucionare... — le dijo él con la intensión de calmarla, en lugar de eso, Margarita levantó el rostro con gesto de preocupación. — No se si alegrarme o preocuparme... No escuché nada bueno de esa conversación tuya con ese detective. ¿Por qué no sigues su consejo? Al menos escucha a esa joven. — le sugirió la anciana, Alejandro se levantó con el ceño fruncido. — No debes escuchar conversaciones ajenas, nana. En fin, tú más que nadie sabes lo que he tenido que pasar con mi cáncer, además de la ruptura con Leonor, no confió en ninguna otra mujer que no seas tú. — le dijo en un tono de voz dulce, ella se sintió conmovida y al mismo tiempo avergonzada, no podía juzgarlo cuando ella había sido su único consuelo. — un hijo... — continuó Alejandro mientras que suspiraba y miraba a la nada, volviendo su mirada a su nana, continuó con su conversación. — sería todo lo que necesito para sanar... Además de que ya que no pude elegir con que mujer tener mi hijo o de si hacerlo por mis propios medios, sería lo adecuado, que yo me quedará con mi hijo. — su nana suspiro rendida, no podía decirle nada a ese joven testarudo, siempre que creía tener la razón, no había nadie que pudiera con él. — Solo te digo... — levantó la mirada hacía ese joven que había criado y visto crecer, no sabía que había hecho mal. Tal vez no fue su culpa sino de sus padres que lo mimaban cada vez que lo veían para compensar el vacío que dejaban cada vez que se marchaban. — que consideres los sentimientos de ese niño... — se levantó y tomo la mano de aquel niño resentido, lo entendía. — aunque creas que no es necesaria una madre, tú tuviste una. — él le dio una mirada triste. — aquí estoy, aún. Trate de darte todo el amor que había en mí, para que hoy seas un hombre de bien, no te pido que pienses en la madre de ese niño, pero piensa en él, ahora que sabes que eres su padre, debes cuidar de él de todos los modos posibles, ve que es lo mejor para él. — le aconsejo Margarita, él asintió con el ceño fruncido y una triste sonrisa para calmar a su nana, agarro su rostro ya un poco maltratado por la vejez y beso su frente. — No te preocupes, nana. Ahora me iré al trabajo. — dijo antes de alejarse de ella, tomar su portafolios y salir por la puerta directo a su empresa. Margarita suspiro profundamente, esperanzada. — Se que harás lo correcto, tarde o temprano. Confió en que harás lo correcto. — dijo Margarita sin dejar de ver la puerta ya cerrada.
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