Después de lo que ocurrió en Santorini, debería estar muerta de miedo, sobre todo ante la manera que me mira en estos instantes. La intensidad con la que me miran sus ojos cafés es muy fuerte, tanto que pareciera que me esta gritando sin decirme una sola palabra —¿te das cuenta del daño que has causado? — me pregunta y no tengo ni idea de lo que habla. —Yo no te hice nada— le respondo sin titubeos. —Si que lo has hecho… yo era feliz con ella y llegaste tu con su estúpido exnovio y lo arruinaron todo— me reclama con furia. —No es mi culpa que ella aun esté loca por él, ya te lo dije en Grecia… Dane es…— digo y dejo la frase en el aire para soltar un suspiro. —¿No te das cuenta?, ¿no? — me pregunta tal y como si yo fuera una estúpida a la que le tiene que explicar todo paso por paso, per