VLADIMIR:
No soy mucho de este tipo de lugares, no me gusta bailar soy un asco haciéndolo, tengo dos pies izquierdos, sin embargo no sé porque demonios me dejé convencer, ésta mujer me hace perder mis límites, será porque es una mujer hermosa en toda la extensión de la palabra, bueno tampoco es que cualquier mujer bonita y con buen cuerpo logré persuadirme así de fácil.
Ella me ha dejado sin palabras y sin el sentido de la razón, desde que la vi en ese vestido, que favorece su figura y deja apreciar cada una de sus curvas, su cabello suelto y largo marca cada una de sus finas facciones en su rostro, sin olvidar mencionar que esos delicados y provocativos labios, me están tentando a besarlos desde que llegó, no está mal la idea comprobar como sabe un beso de ella. Pero claro me vería como un maldito pervertido.
Esto no quiere decir que esta mañana no lucía hermosa, me he dado cuenta que ella se vería bien así le pusieran un traje de plomero, simplemente sabe distinguir bien su manera de vestir, me parece una mujer muy cuidadosa en este aspecto.
Como sea, no puedo dejar de admirarla con discreción, para no llamar su atención.
Hace unos momentos, parecía estar tensa y en la mayoría absorta en sus pensamientos, tanto que estuve tentado a irme para que ella se sintiera cómoda, en cambió ahora baila y sonríe despreocupada; ésa sonrisa que embelesa, creo que eso es lo que más me gusta de ella, aunque enojada se ve graciosa, se pone roja e infla los cachetes, seria difícil definir que es lo más lindo en ella, es un sin fin de caracterizaciones y camaleónicos cambios de humor que me gustaría seguir conociendo.
Pero sigo sin entender como demonios le hace para bailar tanto con semejantes tacones sin cansarse, yo que no los uso ya me cansé.
Luego de un rato intentando seguir su paso, jadeando como perro después de un maratón, trato de decirle que nos sentemos un rato, pero no me alcanza a escuchar por el ruido de la música, se acerca más a mí para escucharme mejor, pero cuando lo hace se le dobla su zapatilla, siendo su primer parada el suelo, sin embargo gracias a mí gran habilidad logro sujetarla a tiempo, pegando involuntariamente su menudo cuerpo al mío, levanta su rostro apenada y es ahí, donde me pierdo por segunda ocasión en esas dos grandes esmeraldas que tiene por ojos, y no la culpo sus ojos son hermosos, cautivantes, de nuevo las ganas de besarla aumentan con frenesí pero no se de donde carajos saco esa fuerza de voluntad para contenerme, la veo parpadear un par de veces, sus grandes pestañas se mueven como abanicos de arriba a bajo y entonces reacciono.
—Vamos a sentarte, ¿Te duele mucho?, ¿Si puedes caminar? o si quieres te puedo llevar cargada. —si por mi fuera ya la hubiera cargado pero no me quiero ver como un aprovechado.
—¡No!..., gracias, sí puedo caminar. —contesta casi de inmediato, pero no me importa su respuesta, mi pregunta solo fue cortesía, sin más la levanto del piso sosteniéndola en mis brazos ella se sujeta de mi cuello, y dice algo entre dientes quejándose por mi acción. Es algo testaruda.
Llegamos a nuestro lugar, la siento con mucho delicadeza para evitar lastimar, reviso su pie mientras quito con mucho cuidado la zapatilla, hace unos gastos de dolor y dice muchas malas palabras mientras lo hago, quizás no soy médico pero sé cuándo algo no anda del todo bien, por eso me ofrecí a revisar.
Pretexto perfecto para tenerla más de cerca y no dejar de sentir el roce con su delicada piel qué me hace estremecer, es tan suave, tersa, eriza cada centímetro de mí piel, y claro con todo esto el cuerpo comienza a reaccionar, incitándome a seguir, pero me logro contener y actuar con naturalidad.
Después de cerciorarme que está bien me disculpo un momento para ir al baño.
Mojo mi cara con el agua fría que sale del grifo para aclarar un poco mis ideas, no sé que me esta pasado con esta chica.
—Estoy actuando como un caliente adolecente, necesito recobrar mi cordura, necesito ser yo —hablo después de dar un par de palmaditas en la cara, mirando fijo al espejo que tengo al frente sin percatar que tengo a alguien junto, que me observa curioso, más bien como si yo estuviera loco, bueno quién se pone hablar solo en un baño público, punto para él, lo ignoro y salgo sin volver a mirarlo.
Pero que esta pasando aquí a caso esta niña es un barril sin fondo cuando de alcohol se trata, me aparto de ella unos minutos y cuando regreso la encuentro empinándose otro cóctel, ya perdí la cuenta de cuantos lleva esta noche, al parecer sólo bailando se le olvida, lo que me hace recordar su tobillo...
—¿Como estás?, te duele mucho. —le pregunto algo preocupado.
—Ya no duele nada, sólo fue un tropiezo. —se pone de pie mientras me responde para que yo mismo rectifique sus palabras, llamando mi atención esas zapatillas de duende que no sé de dónde sacó, bueno al menos ya se deshizo de sus enormes zancos, ahora es la cosita más dulce que he visto en mi vida, se ve tan tierna, me llega a la altura de mi pecho es muy pequeña, parece un minios, creo que así le llama mi sobrino a esos pequeños personajes amarillos de un dibujo animado que tanto le gusta, quisiera reírme, pero me mandaría directo a la mierda, además se sigue viendo sexi y antojable eso nadie se lo quita.
—Ya podemos bailar otra vez...—por lo visto trae mucha batería.
—Mejor descansa un poco y en un rato más bailamos. —en verdad me fatigó más bailar con ella que una sesión en el gimnasio....
El ambiente ya no se siente tenso entre nosotros estamos teniendo una plática entretenida, interesante, es la primera vez que me envuelvo en una plática con una mujer, por lo regular, quise decir siempre, solo finjo interés para lograr mi único objetivo "sexo", pero ella no es como las demás mujeres, me ha hecho reír como nunca antes, es una mujer interesante y difícil a la vez.
Bruno su amigo interrumpe nuestra plática invitándola a bailar, creo que ha terminado el encanto, ella voltea a verme tímida, sé que quiere hacerlo pero le da pena dejarme solo, pero total solo serán unas cuantas canciones y ya.
—Anda ve, no tengo ningún problema —le digo que no importa, aunque pensándolo bien, sí me importa, por una extraña sensación no quiero que se aleje de mí o que baile con otro aunque ese sea su amigo, no son celos, aclaró, no tengo porque sentir nada de eso es una chica como cualquier otra, simplemente que la estamos pasando bien ella y yo así qué porqué arruinar este momento que no estoy seguro que ella quiera repetir.
—Esta bien, no tardo —sonríe levantándose de su lugar para ir a bailar, de pronto pierde un poco el equilibrio y de inmediato su amigo voltea a verme molesto, creo saber lo que esta pensando.
—Cuanto alcohol le has dado. —mas que amigo parece un novio o hermano enojado y celoso, que esta a punto de mandarme al infierno con la mirada, pero claro a mi no me intimida porque yo soy más intimidante que él.
—Él no me ha incitado a beber una sola copa. —me defiende molesta.
—Pero yo tengo la culpa de tú estado, debí evitar que lo hicieras —le digo con culpabilidad.
—Como haya sido, tú, ya te vas, no estás bien. —Bruno le sentencia, con el teléfono en la oreja, y bufando irritado al no tener la respuesta que esperaba.
—Donde carajos se ha metido Jaqui. —nos pregunta a los dos, guardando molesto su teléfono en el bolsillo del pantalón. Si se fue con el degenerado de Steve ya se dónde puede estar, pero mejor me quedo callado.
—Si la estas buscando para que me lleve, olvídalo no arruinaré su noche, yo no estoy borracha me puedo ir sola. —lo dice tomando sus cosas y él la detiene de inmediato, comenzando una discusión en la que prefiero guardar distancia, pero aun así alcanzó a escuchar alguna que otra cosa, como el hecho que en una ocasión ella terminó en el hospital por beber de más y ahora entiendo la preocupación de su amigo. Quisiera ayudar, pero como, un foco se enciende en mi cabeza he intervengo, haciendo caso a lo que me dice mi subconsciente.
—Yo no tengo problema en llevarla. —de inmediato los dos fijan su mirada en mi, Jessica niega con la cabeza y Bruno me mira con los ojos entre cerrados y algo dudoso se acerca a mi.
—Te lo agradezco no puedo dejar que se vaya sola, confiaré en ti —dice y palmea mi brazo, sólo lo observo, mientras Jessica rueda los ojos poniéndolos en blanco y voltea hacía otro lado, su amigo regresa a ella y le dice unas cosas en las que ella sólo asiente y niega, al final ella lo abraza y él le da un beso en la frente..., él es peor que mi madre.
Al salir del lugar ya se siente el frío de la madrugada, y veo como se abraza así misma para calentarse, yo como buen caballero le pongo mí saco para cubrir su desnuda espalda, y por primera vez no se niega o hace berrinche, sólo me da las gracias, en cuanto me entregan el auto le abro la puerta del copiloto para que suba, rodeó por la parte delantera para abordar, siento su mirada seguirme en todo momento pero no volteo a verla quizá nunca nadie ha sido caballeroso con ella.
Me pongo el cinturón, y justo cuando voy a encender el motor, ella se quita a toda velocidad el cinturón y abre la puerta agachando la cabeza, de inmediato reacciono y bajo del auto para ir de su lado, pensé que estaba vomitando pero no, sólo son náuseas y mareo, se ve muy pálida, esto no me agrada nada, comienza hacer efecto todo lo que se tomó.
Cuestiono si se siente bien (pregunta estúpida) me responde que no, lo único que quiere es dormir, ¡ah! pero cuando le dije que parara me acusó de metiche, sin embargo no creo que sea prudente echárselo en cara, en lugar de eso, mejor la acomodo en el asiento colocándole el cinturón.
Avanzo saliendo del sitio y dirijo la mirada a ella preguntándole su dirección, pero no me responde, ya se encuentra perdidamente dormida, le hablo y la muevo pero no tengo respuesta alguna de su parte, sólo gruñidos y monosílabos que no entiendo en lo absoluto.
—Genial lo que me faltaba ahora además de chofer, soy niñero, hay Vladimir en que líos te metes, y ahora que voy hacer con ella no la puedo llevar de regreso. —lo único que se me ocurre es llamar a Steve con suerte sigue con la amiga de Jessi y ella me pueda dar su dirección, una... dos..., tres llamadas pero nada, Steve no responde parece como si a estos dos se los hubiera tragado la tierra.
Abro la puerta con ella en brazos su pequeño y delgado cuerpo no pesa nada, la acuesto con mucho cuidado en el sofá que tengo en la entrada, ( sí, mi última y única opción era traerla a mí apartamento) enciendo la luz y ella habré sus ojos parpadeando varias veces acostumbrándose a la luz, pensé que iba a gritarme o querer golpearme, pero creo que aún esta bajo el efecto del alcohol, esta desorientada.
—¿Te sientes mejor?. —ignora por completo mi pregunta y me mira confundida creo que no sabe quien soy, se levanta poco a poco tallando sus ojos con las manos quedando a escasos centímetros de mí, yo la sostengo abrazándola de la cintura, ya que comenzaba a tambalearse un poco y no quiero que caiga, ella suelta unas pequeñas risas de diversión y se para de puntillas, abraza con sus delgados brazos mi cuello y la distancia que había entre nosotros desaparece casi por completo.
—Eres un guapo y sexi engreído. —sus palabras no son claras, y tampoco me da oportunidad alguna de reaccionar, me planta un beso algo torpe por lo borracha que está pero con mucha intensidad al cual no dudo en corresponder. —deseaba mucho probar tus labios. —lo dice agitada en el momento que se separa para tomar un poco de aire.
Nos volvemos a besar, en esta ocasión la levanto del piso para que se pare sobre el sofá y sea más cómodo para ella, para ambos, desabrocha mi camisa y comienza acariciar mi pecho y abdomen, se siente tan bien esas caricias, que mí cuerpo no tarda en reaccionar a tan excitante tacto, sus besos bajan a mi cuello haciéndome perder la razón, regresa sus labios a los míos para seguir con un apasionado beso, muerdo su labio inferior desesperado y un gemido escapa de ella, la situación se esta saliendo de control me estoy perdiendo en el deseo de tenerla, pero de pronto recuerdo que ella está ebria y esto no está bien.
De un abrupto movimiento me separo de ella, no es correcto lo que esta pasando, no creo que ella lo recuerde el día de mañana, en cambió yo si estoy en mis sentidos.
—Perdón, ¿eres gay?..., debí haber preguntado antes de...
—No, no soy gay, pero estas muy tomada y necesitas dormir. —interrumpo aún con dificultad para respirar y algo molesto, como carajos puede pensar que soy gay que a caso no sintió la jodida erección que provoco en mí.
Entre el desequilibrio para caminar y las risitas de ella la llevo hasta mi habitación, la dejo en el sofá mientras le acomodó la cama para que se acueste. El calor y la adrenalina aún siguen en mi cuerpo y me es difícil coordinar movimientos, parezco principiante.
—Yo dormiré en el cuarto de a lado. —diciendo esto volteo hacía donde la dejé para indicarle que está lista la cama y lo que veo me hace tragar en seco y disparar mis latidos cardíacos a mil por hora y no se diga el dolor en las bolas, esta mujer es despiadada conmigo me quiere matar.
—¡¿Que haces Jessica?!. —mi voz sale temblorosa mientras me quito la camisa para colocársela a ella, esta mujer se ha quitado el vestido pero juro que no he visto nada, ni sus pezones erectos y rosaditos, ni mucho menos su lunar debajo del ombligo.
—No me gusta dormir con ropa y ese vestido es muy incómodo —justifica su acto y levanta los hombros mientras yo abrocho unos cuantos botones de la camisa, con la manos torpes evitando tocar lo prohibido.
—Pues aquí hay reglas y las reglas son que no puedes dormir desnuda. —finalizo poniendo el dedo en sus labios para que no diga una palabra más, hace caso y se acuesta quedando casi de inmediato dormida.
Luego de todo eso tomo un baño de agua helada antes de irme a dormir, necesito relajar mi cuerpo para poder conciliar el sueño, aún no se como le hice para controlarme.
" Eres un puto marica, aquel bombón dormido en tu cama y tú que haces, es la primera vez que dudo de tú hombría me da vergüenza ser tú, desde cuando te importa mucho tener sólo un acostón para satisfacer a la bestia, toda la noche te comportaste como una nena, no eres ni capaz de reconocer que te gusta."
—Calla no estoy pidiendo tu opinión, tengo mis razones y no soy un marica soy todo un macho y lo sabes. —yo y mis batallas mentales que últimamente tengo no se si me estoy volviendo loco, o Steve tiene razón debo socializar más y dejar un poco de lado el trabajo.