Los gemidos de An, eran de placer puro, todo este tiempo sin estar con nadie, y recibir a ese hombre, en ese estado, era fenomenal, Noah acarició sus pechos mientras que sus movimientos eran calmados, por un momento creyó que ella iba a echarlo a patadas. Y se alegraba de que no hubiera sido así, pues no lo soportaba más, amaba a An, la amaba con locura y cualquier oportunidad que tuviera para poder estar con ella, iba a tomarla. Ella lo miró a los ojos, extasiada, perdiendo el control, desatando la lujuria qué había acumulado este tiempo, haciendo que Noah la follara cada vez más rápido, su m*****o duro y carnoso le estaban dando demasiado placer, y no podía ser prudente, estaba enloqueciendo y le rogaba porque no se detuviera. —Te amo An—Confesó mientras sentía los espasmos de un orga