A la mañana siguiente, Jeremy llegaba a su oficina mientras que Agatha le daba los pendientes del día. Se quitó el abrigo con calma y lo colgó en un perchero, miró la taza de café qué estaba sobre su escritorio y se apresuró a beberla, la verdad era que Jeremy era un adicto al café por las mañanas, se ejercitaba muy temprano y bebía un batido qué para nada sabía bien, pero su nutriólogo decía que era bueno para él. Así que él café, era el único vicio qué se permitía, además de que Jeremy odiaba las cosas dulces o muy saladas, culpa de la dieta estricta qué su madre lo obligó a seguir desde muy pequeño. En fin, Jeremy era un hombre que se cuidaba mucho. —Señor, todos hablan de lo que ocurrió anoche, ¿Va a desmentirlo?—Preguntó Agatha sin saber que hacer al respecto, su jefe estuvo muy c