Jeremy contemplaba a la hermosa mujer que estaba totalmente desnuda sobre la cama, An era tan sensual, tenía una cintura pequeña y un abdomen plano, y esos pechos perfectos y redondos qué le daban una silueta perfecta, sin mencionar esos hermosos ojos. Poco a poco se introdujo en ella, sintiendo lo estrecha que estaba, y ese calor que lo hizo tensarse, era magnífico, difícil de explicar y de controlar. Quería envestirla, escucharla gritar, ver su cuerpo volverse loco y besarla hasta dejarla sin aliento, pero se decía así mismo que esta noche no, hoy no podía ser ese Jeremy, ese desgraciado que obtenía lo que quería, hoy no. An gimió y se sujetó de las sábanas, mientras sentía como un dolor invadía su vientre, sentía su carne estirarse, abriéndole paso a ese hombre y se negaba a verlo, e