Colton me llevó hacia la habitación, era grande, tenía un balcón y dos enormes puertas corredizas también, eran de vidrio y se podía ver el mar. Fue una vista impresionante. Demasiado. —Esta casa es hermosa, Colton, ¿cómo la elegiste? Había una cama en medio grande, una televisión pegada en la pared, aparatos para oír música. Había dos roperos grandes, una puerta que daba al baño. Mesitas con flores y también un pequeño escritorio. Las maletas habían quedado abajo. —Estuve viendo varias hasta que llegué a esta. Sabía que te gustaría. Lo digo por la vista al mar, por la poca gente vecina que tenemos. Tienes tu propio lugar. No habrá nadie que nos moleste aquí. Me acerqué a él, enroscando mis brazos detrás de su cuello. Me sentía especial, la forma que Colton me trataba era única, lo