Capítulo 37 La Cabaña Narra Lucy Stewart Confesar que me he enamorado de él en medio de un juego que le resta importancia es taaan típico de mí. Pero justo cuando pienso que él no se ha dado cuenta, lo veo sonreír pícaramente, se acerca lentamente a mí, me estremezco y los latidos de mi corazón se incrementan. « Oh, oh... » A pesar de que es de madrugada y está haciendo frío, creo que ya he comenzado a sudar. —¿Qué acabas de decir? —Sonríe y yo giro mis ojos. Sé que quiere que lo repita pero me siento demasiado expuesta como para repetirlo. —Lo que escuchó, teniente Monroe —Respondo, firme. Y si se acerca, tan solo un poco más, sé que podrá escuchar los latidos de mi corazón. —Quiero volver a escucharlo de esos labios que me enloquecen — Agradezco la oscuridad que nos arropa porq