Capítulo 53
Derrotado.
Narra Frank Stewart.
Me falta la respiración, de hecho, respirar se me hace difícil con el dolor que siento en las costillas. Los golpes que acaban de darme estos malditos me han dejado de esta forma, siento el sabor a hierro en mi boca, el sabor de la sangre, que dejo que se acumule en mi boca.
Uno de los malditos traidores, que debe tener las manos bien sucias como para dejarse manejar por un maldito como Louis se me acerca.
—Tu hermana debe tener el coño delicioso para tener a un enfermo y maníaco como Louis desesperado— se ríe en mi cara y reúno las pocas fuerzas que me quedan para escupir en su cara todo lo que tengo en mi boca.
Me río en la cara del desgraciado, porque conmigo no la van a tener fácil y mucho menos con Lucy, que es una terca del carajo.
