—Oh sí —soltó burlona. —. Nunca me han cogido en la calle —espetó bajando sus piernas alrededor de la cintura del hombre. Aquella frase le cayó como un balde de agua fría a Marcelo, no podía pensar en que ella había sido de alguien más, y no sólo eso, no saber cuántos hubo antes de él. —¿Qué? Aún estás a tiempo de buscarte una virgen y enseñarle cosas, no creo que tengas que enseñarme —Melany sólo estaba echándole leña al fuego, ella sabía lo que hacía, quería acabar con su paciencia y ver su reacción, pero Marcelo no era ese tipo de hombre, era un lobo silencioso. —Eso lo veremos, y sino pones límites puede que sea antes de que nos casemos. —¿Y crees que eso a mí me importa? —Melany lo miró desafiante. —. Puede que el que tenga que poner límites seas tú, para las ganas hay persona