Logan estaba en la habitación de Tessa, recostado contra el marco de la puerta, con la mirada fija en la pequeña figura acurrucada en la cama, su respiración era suave y acompasada y su pecho subía y bajaba rítmicamente bajo el edredón rosa y esponjoso. Momentos antes, ella se había aferrado a él, con sus pequeñas manos agarrando su camisa mientras le suplicaba una y otra vez que le prometiera que él era su papá, su único papá, y que nunca dejaría que el hombre malo se la llevara. Ahora dormía en paz, con una expresión serena, como si el peso de sus miedos finalmente se hubiera desvanecido gracias a sus promesas. El sonido de unos pasos suaves detrás de él lo sacó de sus pensamientos, Logan se volvió y vio a Anisa de pie en la puerta, con una leve sonrisa en los labios. —Ya está hecho