Luke observó la postura tensa de Anisa y sus manos cerradas en puños, dándose cuenta de inmediato de que tenía miedo de que él pudiera hacerle daño. —Hola —dijo con calma y de manera casual, esperando que eso ayudara a aliviar su tensión, pero no lo logró. —¿Qué quieres? ¿Cómo supiste que me estaba quedando en este motel? —le preguntó con brusquedad. —Demonios, relájate, no estoy aquí para causar problemas —respondió Luke, levantando los brazos en un gesto de paz—. Solo vine para disculparme por cómo me comporté contigo anoche, fui muy grosero contigo, aunque no te lo merecías, mi abuela me contó cómo la salvaste de un secuestrador, y quería agradecerte por eso, lo siento mucho por mi actitud. La tensión en los hombros de Anisa se alivió un poco. —Bueno, me alegra que te hayas dado cu