Deán. No podía decir que las cosas iban de maravilla, pues no estaría diciendo la verdad, había llegado el día; debía convertir a mi compañera. Me preguntaba por qué de todos, el único que había encontrado a su compañera entre los humanos había sido yo. — Demasiadas preguntas y muy pocas respuestas mi querido hijo. — la voz de mi madre me sobresalto, gire mi silla quedando frente a ella. — ¿Cómo sabes que me cuestionó todo esto? — ella sonrió. — Porque en un tiempo yo también lo hice, me cuestionaba cada cosa. — dijo sentándose en el borde de mi cama. — cuando deje de hacer tantas preguntas las respuestas llegaron por si solas, es entendible que te preguntes tanto, que quieras saber porqué estás atravesando todo esto solo. — mi escritorio estaba cerca de mi cama así que ella solo est