Llevaba dos semanas o mas castigado por ir al mundo humano pero no dejaría de ir, simplemente no quería dejar de ver a esa chica. El pensar en que me había podido ver aunque yo hubiese recitado un hechizo de invisibilidad me había confundido hasta tal punto que quería saber qué tanto tenía que ver ella con el mundo mágico. Tormenta me maldecía cada día pero todo esto era su culpa por delatarme, por otra parte Ailyn permanecía en silencio, suponía que estaba enojada pero tampoco hacia preguntas. Recordé el rostro de sorpresa de aquella humana, sus mejillas estaban rojas, su piel canela me parecía extremadamente llamativo, en los vampiros no solía verse ese color de piel, nuestros cuerpos pálidos necesitaban el frío, por ende nuestra piel era tan blanca como la porcelana. Su