Mason Rimmer. No digo nada, solo la miro a los ojos con una sonrisa. Mientras siento cómo su corazón late rápido y veo que su pecho sube y baja al respirar rápido. Está nerviosa. Lo sé y no sé porque me encanta provocar eso en ella. Pero ella lleva esto justo ahora. Hay cosas que debo claras, para que no se presten luego a confusiones. —No te equivoques, hermosa, con los demás soy igual o peor de amargo que este asqueroso café. Pero contigo… —río por lo bajo—, contigo puedo ser lo que quieras que sea. Me acerco lento a su boca, puedo sentir cuando su respiración se corta y ver que sus labios se entreabren para recibirme. Detrás de ella veo que el sol ya ha salido y encuentro el momento de cobrar mi venganza por este café. Bri cierra los ojos esperando el beso, uno que no llegará. Y