Brittainy Stewart. Siento que alguien acaricia mi rostro con suavidad, el movimiento que hace me reconforta, es como si mi corazón reconociera perfectamente de quién es ese toque. Abro los ojos y ahí está él: Mason. De inmediato, en mi rostro se forma una sonrisa, porque sé que esto es lo que necesito. —Estas aquí. —Me levanto de la cama y me lanzo a sus brazos. —¿Dónde más podría estar? —Me devuelve la sonrisa y me sostiene en sus brazos; son igual de cálidos, pero hay algo distinto en ellos. —Tienes razón. —Busco sus ojos, pero él evita mirarme, en cambio, deja un beso en mi frente—. ¿Qué pasa? Pensé que todo estaba bien —menciono, asustada, aferrándome a él. —Está lo mejor que puede estar, pero sé que pronto estará mejor. —Entonces… ¿Qué pasa? —susurro, pero aunque no diga n