Entro en el restaurante y suspiro pesadamente porque trabajar y estudiar es duro. Admiro a la gente que lo hace durante todo lo que duran sus estudios. Ojalá todos tuviéramos las mismas oportunidades para estudiar, pero así no funciona el mundo. Yo he tenido suerte, mucha, y mis hermanos también la tendrán si todo va bien. Dejo mis cosas en la taquilla, al igual que el móvil porque solo he hablado con mamá, que no para de preguntarme cada hora si estoy bien. Respecto a la gripe, voy mejorando, ya al menos no tengo fiebre, pero aún tengo el quemazón en la garganta y la voz un poco ronca. Me he obligado a maquillarme para estar presentable y cuando salgo, me encuentro a Lucas, que me sonríe ampliamente. — Hola Paris, ¿estás mejor? — Sí —le sonrío—, poco a poco —llevo mi codo a mi boca y t