Jamás pensé que mi vida iba a cambiar tanto. De estar viviendo encima del restaurante, a vivir en un barrio residencial con Ashley y Matthew, su hijo, al que salvé de ser atropellado hace cuatro años por un coche. Mi vida amorosa va bien por primera vez en la vida. Sabía que Paris no sería para mí porque ella era de alguien más y bueno, el destino hizo de las suyas y aquí estoy; aunque más bien parece como si un viajero del tiempo hubiera matado una mosca, porque Connor y yo estamos expandiendo el restaurante italiano a otros Estados. Surrealista, pero cierto. Tengo un buen jardín, del que me encargo cortando el césped y disfruto viendo a Matthew jugar, como lo está haciendo ahora. Estamos intentando que no pase tanto tiempo pegado a la televisión o a la nueva Nintendo que le hemos r

