Observo fijamente a las personas frente a mi quienes observan de forma anhelante a la personita que tengo en mis brazos quien esconde su rostro en mi cuello haciéndome enternecer. Poso mi mirada en cada uno de ellos, todos tan diferentes en apariencia unidos por un mismo sentimiento, amor. Sonrio sabiendo una cosa y es que cada uno de nosotros somos demonios, cada uno de nosotros somos monstruos crueles y despiadados, villanos como los de los cuentos de hadas de los niños. Observo al niño en mis brazos antes de volverme a los demás sabiendo perfectamente que para ellos seremos caballeros de brillante armadura. Esta villa será su reino y nosotros un muro infranqueable que los protegerán de todo aquel que piense siquiera en lastimarlos. - ¿lista? – susurra mi esposo haciendo que me vuelva a