Michael. ¡Acoso! Esa palabra era lo que definía mi actuar en este momento. Estaba sentado en mi auto frente al club infierno, esperando verla. No había más excusa que haberme vuelto completamente loco. Una vez la boda acabo, me subí a mi auto y aquí estoy, si alguien me viera volvería a la cárcel, algo que no me importaría con tal de volver a tenerla en mis manos. Igual tengo que confesar que esto es divertido, me siento como el agente 007, misión fosforito. De hecho el traje y el atractivo están, solo me falta algún arma, pero no la necesito. Si fosforito me viera así saltaría sobre mi, solo que aún no esta preparada. Cuando mi teléfono suena contesto al ver que es Nathan. -¿Donde estas? ¿Se te olvido que estas de guardia idiota? - de hecho lo había olvidado. Es culpa de fosf