El helado frío de alrededor me generaba una sensación maravillosa. En mi ciudad no estamos acostumbrados a sentir un frío tan abrazador como el de New York, pero a mi me procuraba un sentimiento de confort y alegría. Ante mis ojos, la nieve cayendo y los vapores saliendo de la boca, era el estereotipo que yo tenía de una perfecta navidad.
Christopher era muy cariñoso conmigo en la limusina. Notaba que yo me abrigaba acurrucándome a su lado, y él frotaba mi brazo y mi espalda con la intención de darme un poco más de calor. La verdad, esa técnica no funcionaba con mi hermoso abrigo nuevo que él me había regalado recientemente, pero se sentía muy bonito.
Mientras Christopher marcaba a su familia para que estuvieran todos listos a nuestro regreso, y volver a aplicar la técnica de la distra
