Dentro de la limusina comenzamos tomando una copa de champagne, pero pronto se convirtieron en dos, tres, cuatro…
—Así que una señora te lo vendió a través de su hijo… ¿No puedo creer que alguien pudiera rechazar esta grandiosa oportunidad? ¡En verdad nos esforzamos para que la gente las disfrute y les parezca muy atractivo participar! —afirmó Christopher.
— Es que en México no se escucha mucho de esto… Incluso somos pocas las personas de mi país que somos fans de Andrés Boticelli… Claro que este concurso tiene un premio que estoy disfrutando como nunca en mi vida… —aclaré, para hacerle saber que estaba agradecida por la oportunidad.
—Y, ¿estás disfrutando a tu invitado sorpresa? —refiriéndose a sí mismo, desde luego.
— Ahm… Por supuesto… ¿Cómo fue que tú fuiste mi invitado sorpresa?
