Capítulo 11 – Valeria pone las cartas sobre la mesa.

2627 Palabras
Valeria no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, Vivian estaba como loca atacando a su esposo e incluso habia comenzado a golpearlo y aunque estaba claro que Adam tenía la fuerza suficiente como para detenerla, él era demasiado caballeroso como para atreverse a si quiera agarrar violentamente a su mujer. Y aunque Valeria planeaba quedarse en el anonimato y volver a su habitación, la mujer no pudo evitar soltar un jadeo en cuanto vio la forma en que Vivian aruñó el torso de Adam, quien incluso termino con su camiseta rota. Al escucharla, Vivian volteó hacia ella con el ceño fruncido. –Vivian, ¿Esta todo bien? – preguntó Valeria. Vivian se enfureció aún más y su mirada se tornó más oscura, casi parecía capaz de matar a Valeria con sus propias manos. –Valeria, gracias por intervenir, pero… – intentó decir Adam, sin embargo, antes de que él pudiera decir alguna otra palabra, Vivian lo interrumpió. –¡Tu no te metas en lo que no te importa! Este asunto es entre él y yo. Tú puedes dedicarte a ser la puta de Maximus o si lo prefieres, ve a grabar una de esas películas porno que tanto te gustan. –¡Vivian! – Adam agarró a su esposa de las manos, esta vez con la fuerza suficiente para que ella entendiera que él no estaba jugando – no hables así de Valeria, ella es la esposa de mi primo y tienes que respetarla como tal – la defendió. Adam estaba demasiado avergonzado, aquella no era la primera situación de esas que estaba viviendo, pues Vivian constantemente hacia escenas de celos y lo maltrataba sin razón alguna. Adam habia insistido en que Vivian fuera a un psicólogo, sin embargo, la mujer continuaba negándose, asegurando que aquello no era lo que ella necesitaba. –¡Yo soy tu familia! – gritó Vivian a Adam – y aún así, te atreves a serme infiel. De repente, Vivian se zafó del agarre de Adam y entonces tiró al suelo el florero de la mesa decorativo que estaba justo al lado de ellos, quedándose únicamente con un pedazo filoso de cerámica en sus manos. Valeri abrió los ojos en cuanto vio a Vivian extendiendo la cerámica rota hacia su esposo. –Vivian, no vayas a lastimarlo – dijo Valeria quien comenzó a acercarse a la parejita. Tal vez Vivian estaba demasiado furiosa con Adam como para entrar en razón, quizá, Valeria podía hablar con la mujer para que tirara ese cristal y se fuera a descansar. Vivian se dio cuenta de que Valeria estaba cada vez más cerca y entonces en un movimiento rápido la empujo hasta que la mujer cayó al suelo de culo. –¡No te atrevas a acercarte a mí! – le gritó. –¿Qué es lo que pasa aquí? – cuestionó Maximus, saliendo de su habitación confundido al escuchar el bullicio. En cuanto Maximus vio a Valeria tirada en el piso, se acercó a ella rápidamente. –¡Valeria! – él se agachó para ayudarla a poner en pie – ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? – preguntó. –Si, si, no te preocupes. Adam necesita ayuda. En cuanto Vivian vio a Maximus, la mujer dejó caer el pedazo roto que tenía en las manos. –¿Qué está pasando aquí? Vivian sonrió de forma nerviosa – no pasa nada, solo que he sido muy testaruda y he dejado caer el florero al suelo. Adam se tensó, hacia mucho que habia dejado de saber como tratar a su esposa. Maximus entornó los ojos y los miró sin un ápice de gracia, mucho tiempo atrás le habia insistido a Adam en que algo no estaba bien con Vivian, pero el hombre no habia querido escuchar. –¿Y porque mi esposa estaba tirada en el suelo? –cuñado, fue un accidente, pasábamos por aquí y tropezamos. ¿Verdad, cariño? – preugntó Vivian, buscando la aprobación de Adam. Adam solo tragó saliva, soltó un suspiro y entonces sintió el apretón que Vivian le estaba dando por la espalda. Maximus se quedó esperando una respuesta, pero al darse cuenta de que Adam no estaba dispuesto a hablar y Vivian parecían una loca desquiciada, decidió preguntarle directamente a su esposa. –¿Valeria? Adam miró a Valeria con suplica, lo que menos quería Adam era que la familia supiera de los problemas de Valeria, pues el hombre estaba seguro de lo que eso podía llegar a significar. Adam no quería más tragedias y desgracias en esa familia, suficiente tenían con lo que estaba viviendo Maximus en ese momento. –Ehh… si – Valeria comprendió perfectamente la suplica en los ojos de Adam y aunque lo más justo era decir la verdad, en ese momento no pudo, y no porque quisiera ser cómplice de algo así, sino porque no conocía las razones de Adam para continuar con Vivian y eso era algo que ella no pensaba juzgar – Es cierto, fue mi culpa, yo no los vi y me tropecé. Maximus supo que ella estaba mintiendo, un abogado tan audaz como él no era fácil de engañar, sin embargo, dejó pasar el asunto, después de todo, Valeria no estaba herida y Adam tampoco. –Valeria, ve a cambiarte, saldremos en diez minutos – dijo Maximus, mirando fijamente a Adam, quien tenia una expresión triste en el rostro. –Yo tambien debo irme, tengo asuntos que resolver – soltó Vivian, quien tenía el corazón a la garganta, temiendo ser descubierta. Cuando por fin se quedó a solas con su primo, Maximus se acercó a él, quien agachó el cabeza avergonzado por todo lo que estaba sucediendo. –No hay que ser un genio para saber que Valeria y Vivian estaban mintiendo, ¿Qué es lo que pasa, Adam? –No pasa nada, hermano – Adam no era capaz de echar al agua a su esposa, después de todo, ella era la mujer de su vida y la persona a la que él habia elegido para que estuviera a su lado. –Si no me quieres decir que es lo que sucede, estás en todo tu derecho, pero espero que sepas que no toleraré que tu esposa maltrate a la mía. Aunque Adam sabía que aquello se trataba de una relación falsa, entendía que Maximus no estuviera dispuesto a soportar ningún tipo de maltrato. –Deberás mantenerla alejada de Valeria. Adam simplemente asintió con la cabeza, en el fondo, se sentía sumamente humillado por toda aquella situación. Mientras esperaba que su esposa bajara, Maximus se acercó a su jefe de seguridad. –En el expediente que me diste de ella... ¿Hay algo que la vincule con Vivian? – preguntó. Pues no quería que Vivian tuviera nada con lo cual chantajear a Valeria. Lo que menos necesitaba Maximus era a su esposa involucrada en más chismes y problemas. –No, señor, hasta donde investigué, nada, ¿Por qué? –Quiero que te encargues de que alguien siga a Vivian – fue la única respuesta que obtuvo el hombre de seguridad. –¿Hay algo en particular que necesite saber, señor? ¿Paso algo con la señora Valeria? Él volteó a verlo y enarcó una ceja. –¿Señora? – Bueno, es su esposa, ¿debería llamarla de otra forma? Maximus suspiró. –Llámala como quieras. –En cuanto a Vivian…tengo la sospecha de que anda en malos pasos – dijo sin rabia, notando como su jefe de seguridad se tensaba a su lado. Lo miró de soslayo – sé que te importa su hermana, pero por favor, no dejes que los asuntos personales afecten tu trabajo. Mateo García se aclaró la garganta. –Señor... –No tienes que explicarme nada, soy dueño de la mayor parte de tu tiempo, no de tus sentimientos – mientras hablaban, Valeria bajó, haciendo que ambos hombres pusieran la mirada sobre ella. Maximus fingía que no la soportaba, a pesar de eso, Valeria llamaba mucho su atención y despertaba cierta curiosidad en él que hasta el momento solo habia conseguido despertar Sarah. Por otro lado, todo lo que había investigado sobre esa muchacha parecía muy distinto a lo que venía en persona. Era como si... fuesen dos seres distintos. No comprendía nada. Valeria no actuaba como una persona culpable, pero tampoco era capaz de demostrarle su inocencia. Maximus no estaba seguro de que pensar respecto a ella, lo que si sabía era que en ese momento él estaba lleno de rabia y dolor por todo lo que habia sucedido con el amor de su vida. Maximus se descubrió pensando en Valeria más de la cuenta, así que el hombre apartó la mirada rápidamente, sintiéndose como si acabara de salir de un hechizo. Aquella era una sensación que tenia a menudo con Valeria. –¿Nos vamos? – preguntó ella. –Si. El camino estuvo cargado de absoluto silencio, Valeria observaba las calles mientras él contestaba algunos correos y hacía un par de llamadas en distintos idiomas que ella no lograba comprender. Minutos más tarde, llegaron a una zona de las zonas más exclusivas de la ciudad para comprar ropa. Valeria estaba un poco confundida, pues no estaba completamente segura de que estaban haciendo en ese lugar, sin embargo, ella era mujer y como tal le encantaban las compras, así que no dudó en revisar cada una de las vitrinas, quizá se antojaba de algo. Sin embargo aquella zona tenia tiendas un poco más aburridas y serías a lo que Valeria estaba acostumbrada, por supuesto, una importante actriz como ella siempre tenia que verse llamativa para no quedar mal frente a los flashes. -¿Qué se supone que estamos haciendo aquí? – cuestionó Valeria, sintiéndose aburrida tras un par de minutos. –Vamos a buscarte ropa decente. Valeria frunció el ceño, confundida y humillada al mismo tiempo. –¡Yo tengo ropa decente! – chilló la mujer. Maximus rodó los ojos con fastidio, lo que menos quería era pelear con ella por esos trapos que se ponía, así que simplemente la agarró de la mano y entonces la llevo dentro de una de las tiendas más exclusivas que había. Allí, pidió a una asesora que ayudar a encontrar a Valeria ropa que fuera adecuada, él ni siquiera se molestó en pedir la opinión de la mujer. –¡Esto no me gusta! No es mi estilo en lo absoluto – chilló Valeria, una vez que una de las dependientas extendió un vestido largo para ella. Maximus la miró como el mismísimo demonio y solo hizo falta aquel gesto para que la mujer entrara en el probador y se decidiera a medirse el vestido. Valeria se miró al espejo, la verdad era que no se veía nada mal, pero aquello no era nada de lo que ella estaba acostumbrada y no se sentía del todo cómoda. –No me gusta – gritó ella desde fuera. –Sal, que necesito vértelo puesto – exigió Maximus. Valeria torció el gesto – No, no lo llevaremos porque no me gusta – contestó. Maximus no estaba dispuesto a pelear, así que el hombre entró en el vestidor justo cuando ella estaba quitándose el vestido. El cuerpo de Maximus tembló ante la imagen que tenía delante, su boca se secó y su corazón se aceleró. Los perfectos, redondos y blancos pechos de Valeria estaban mostrándose en toda su gloría, perfectamente expuestos para él, que de repente estaba haciéndose miles de escenarios en la cabeza. –¡Sal de aquí! – Valeria se cubrió el cuerpo y le exigió. Justo en ese momento, mientras Maximus mantenía la puerta del vestidor abierta y Valeria estaba descubierta, uno de los clientes que estaban en el lugar, aprovecharon y tomaron una fotografía de la actriz semidesnuda. El hombre no tardó en subir aquella foto a sus r************* y en muy pocos minutos la imagen fue completamente viral. Cuando el manager de Valeria le envió la foto, la mujer sintió que el mundo se movió bajo sus pies, ¡Aquello no podía ser cierto! Valeria salió hecha una furia del vestidor – ¿Ya viste lo que provocó tu imprudencia? – le gritó a Maximus, que la quedó observando como a una loca desquiciada – ahora, todo el mundo me ha visto semi desnuda por tu culpa. Maximus levantó los hombros – no es nada que nadie no haya visto antes. Valeria abrió los ojos con sorpresa al escuchar eso, no lo podía creer, definitivamente ese hombre era un desalmado que no se interesaba ni siquiera un poco en ella. –¡Jódete, Maximus! – le gritó, con los ojos llenos de lágrimas. Maximus se dio cuenta de lo afectada que ella estaba y entonces la esperó hasta que se cambiara para que regresaran al auto, estaba claro que la tarde de compras se acababa de terminar. Una vez que estuvieron en el auto, el hombre se dio cuenta de lo patán que había sido con la mujer. –Valeria yo…Lo siento mucho, realmente no quería ser… –Si querías, porque a ti no te importa nada de lo que sucede conmigo, tú solo te preocupas por ti y tu maldita herencia – escupió con rabia. Maximus apretó la mandíbula con fuerza, aquello no era cierto, sin importar si ella le creía o no, eso no era verdad y el acababa de encontrar la forma de demostrárselo. –Averiguaré quien es la persona que ha filtrado las fotos, te prometo que lo rastrearé y entonces los demandaré. Nada más faltara que se asusten un poco para que accedan a eliminarla de las r************* – dijo, mirando a la ventana, como si no fuera capaz de mirarla a ella. Valeria solo suspiró, sin importar lo que Maximus estaba diciendo, ella más que nadie sabia que eliminar el rastro de esa foto del internet no iba a ser una tarea nada sencilla. –Es justo por esta razón que te insisto tanto en que debes alejarte del mundo de la actuación, esto no es bueno para ti, ni para mi tampoco. Todo el tiempo tienes paparazis detrás buscando como encontrar una foto tuya que les asegure mucho dinero, todos tienen puestos los ojos sobre ti. –Sé que antes te dije que me retiraría de la actuación, pero la verdad es que te he mentido – dijo Valeria, sacando fuerza de donde no las tenía para enfrentar al hombre – la actuación es mi trabajo, no voy a dejarlo tirado. La cabeza de Maximus comenzó a doler – ya habíamos hablado de esto. –No, el que habló fuiste tú, así que ha llegado mi turno, yo no voy a dejar mi trabajo, y tampoco voy a vivir a merced de cada uno de tus malos tratos. Yo te propuse un acuerdo y tu accediste, eso no significa que puedas tratarme como a tu trapo sucio. Maximus la miró como si ella fuera una descarada completa, ¡Después de todo lo que habia pasado! ¿Aún se atrevía a hablarle de esa forma retadora? –Que no se te olvide que yo conozco tu pequeño secreto – dijo, no queriendo hablar explícitamente de la muerte de su ex prometida. –Te has casado con la responsable de la muerte de Sarah – soltó Valeria, cansada de que él siguiera usando aquello en su contra – así que en este momento tu eres igual de culpable que yo, así que, a menos de que no me necesites para nada, cosa que yo sé que no es así, vas a tratarme bien de ahora en adelante y no solo eso, si no que tambien vas a respetar mis decisiones. Maximus tragó saliva, tal parecía que la guerra entre los esposos Stone acababa de comenzar nuevamente.
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