[ZAED] El beso se rompe, pero el aire entre nosotros sigue cargado de electricidad. Alya tiembla. No sé si es por el viento o por todo lo que acaba de escuchar, pero puedo sentir su respiración agitada rozándome el pecho. Sus ojos buscan los míos, intentando comprender cómo llegamos hasta aquí —dos personas que se aman y se temen al mismo tiempo. —Esto no va a ser fácil —murmura, con la voz quebrada. —Nunca lo fue —respondo, apenas respirando—. Pero ahora no es solo difícil, Alya… es peligroso. Ella frunce el ceño. —¿Peligroso? —Mi padre —digo, tragando saliva—. No tienes idea de lo que es capaz de hacer, yo aun lo sigo descubriendo. Cuando me entere de lo de Samuel, lo de Isabella... Está moviendo piezas, manipulando, mintiendo, como siempre. No puedo dejar que te toque, que siquier

