Todos estaban a la espera, los padres de Emma y los de Paola habían dejado a los muchachos solos pues estaban haciendo todo el papeleo de verificación que su casa estuviera completamente acondicionada para habitar en ella nuevamente, así que los chicos estaban esperando a que Emma volviese, llamase o algo.
Esperaban de todo, estaban imaginando todas las situaciones posibles y lo que posiblemente sería el futuro de su grupito; sin embargo, cuando los vio llegar, cuando vieron bajar a Emma del auto de Pool, todos se quedaron sin habla. Por un momento pequeñísimo nadie dijo absolutamente nada hasta que Emma tocó la puerta.
Paola abrió la puerta.
— ¿Qué rayos fue eso, Emma? — Emma sonrió sin muchos ánimos. Entró y se tiró en uno de los espacios vacíos del sofá. — ¿Acaso lo perdonaste
