30. El corte

1654 Palabras

¿Cómo era posible que el estado de alguien pudiera cambiar por una simple herida? Era muy posible, comprendía porque mamá pasó de bajar la guardia a estar más nerviosa y alterada, lo comprendía porque yo estaba como ella ahora mismo. Sentía que las cosas se movían y tenía muchas ganas de gritar, estaba comenzando a tener un ataque. No era una simple herida, la dirección en la que estaba dibujada nos decía que la intención era llegar al otro extremo de la muñeca, ¿cuándo me la había hecho si ayer estaba completamente bien? Debió pasar en el jardín, el tiempo del que no tengo ningún recuerdo ni siquiera como llegué hasta allá. —     Cálmate. — Me exigí a mí misma. — Mamá está aquí, respira. No podía, sabía que no era el momento adecuado, que preocuparía a mis padres si me dejaba llevar

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