28. La voz

1968 Palabras

Caminar cuando hay mucho que te perturba la tranquilidad, es refrescante, solo sentir el aire en tu rostro, es increíblemente satisfactorio. En caminatas pequeñas como está era que mi mente se relajaba lo suficiente para tomar decisiones más razonables, el aire ayuda a oxigenar el cuerpo y ver detalles que uno va ignorando; en mi caso, oír detalles. —     Mi dulce Emma. — Respira, no es real. Me alenté a mí misma. — ¿Ya no me recuerdas, acaso? — Sigue caminando. Me ordené a mí misma en un intento de ignorar a esa voz. No funcionó. — ¿Quieres que te haga gritar? ¡Para! — Me detuve a una casa de la mía, fue inevitable, mi cuerpo ya no me hacía caso. — Eso es, tan obediente como siempre. —     ¿Qué es lo que quieres? — Sí, escuchaba voces, pero había prometido no preocupar a mis padres po

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR